ONU revela que la IA está en pocas manos: 100 empresas concentran la inversión y 118 países no participan

Inteligencia artificial, RPA, DAPI

La cifra lo dice todo, el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) que podría cambiarlo todo está en manos de muy pocos. Y mientras tanto, 118 países ni siquiera participan en las discusiones globales sobre cómo regularla o aprovecharla. Esto dice informe.

La ONU acaba de publicar su Informe sobre Tecnología e Innovación 2025, en el que revela que si no se toman decisiones urgentes, la inteligencia artificial (IA) aumentará la desigualdad en vez de reducirla. El riesgo no es solo técnico, es social, económico y político.

La IA promete beneficios enormes, por ejemplo, se estima que para 2033 el mercado global alcanzará los 4,8 billones de dólares, una cifra comparable al tamaño de toda la economía alemana. Pero esa riqueza está lejos de distribuirse de forma equitativa.

Gigantes tecnológicos como Apple, Microsoft o Nvidia ya tienen un valor de mercado individual cercano a los tres billones. Esa concentración de poder económico y tecnológico deja a muchos países sin opciones para competir ni participar.

“Tan solo 100 empresas, principalmente en Estados Unidos y China, concentran el 40 % del gasto corporativo global en investigación y desarrollo (I+D). Gigantes tecnológicos líderes, como Apple, Nvidia y Microsoft, tienen cada uno un valor de mercado de alrededor de 3 billones de dólares, rivalizando con el producto interior bruto de todo el continente africano”, dice el informe.

A esto se suma un dato preocupante, pues menos de un tercio de los países en desarrollo tienen estrategias de IA. Sin una hoja de ruta, sin inversión y sin marcos legales, es difícil que puedan usar esta tecnología para mejorar la vida de su población.

Y mientras unos avanzan a toda velocidad, otros apenas tienen conexión estable a internet. La brecha digital crece, y con ella, la posibilidad de quedar fuera de los beneficios que promete la IA.

El informe de la UNCTAD advierte también sobre el impacto laboral. Hasta el 40% de los empleos en el mundo se verán afectados, especialmente por la automatización. El golpe será más fuerte en los países que dependen de mano de obra poco calificada.

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Pero no todo es pérdida, ya que la IA también puede crear nuevas oportunidades laborales, si se invierte en educación, capacitación y desarrollo de habilidades. El reto está en prepararse, no en resistirse.

En las economías más desarrolladas, un tercio de los empleos ya está expuesto a tareas que pueden ser automatizadas con IA. En los países de bajos ingresos, ese porcentaje baja al 18%, pero no porque estén más protegidos, sino porque están menos integrados tecnológicamente.

La falta de participación en las decisiones globales es otro gran vacío. La mayoría de los países del sur global no están presentes en las conversaciones sobre gobernanza de la IA, lo que los deja fuera de la posibilidad de influir en las reglas que se están escribiendo.

Rebeca Grynspan, secretaria general de la UNCTAD, fue clara en su llamado: “Debemos poner a las personas en el centro del desarrollo tecnológico”. La tecnología no puede avanzar al margen de los derechos humanos y de las prioridades sociales.

El informe propone acciones concretas. Una de ellas es crear infraestructuras tecnológicas compartidas que permitan a los países con menos recursos acceder a capacidades básicas de IA. Otra es promover el uso de datos y modelos abiertos para democratizar el conocimiento.

También sugiere impulsar la cooperación entre países del sur global, para que puedan compartir experiencias, recursos y capacidades. Esto permitiría reducir la dependencia tecnológica y construir soluciones locales adaptadas a sus contextos.

La IA no es buena ni mala por sí sola. Todo depende de cómo se use, quién la controle y para qué fines se oriente. Por eso, la ONU insiste en que esta discusión no puede quedar limitada a unos pocos actores.

Imagen: Archivo ENTER.CO

Digna Irene Urrea

Digna Irene Urrea

Comunicadora social y periodista apasionada por las buenas historias, el periodismo literario y el lenguaje audiovisual. Aficionada a la tecnología, la ciencia y la historia.

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