La inteligencia artificial (IA) está marcando una nueva etapa en distintos campos, y la salud es uno de los más impactados. Bill Gates, cofundador de Microsoft y reconocido filántropo, ha resaltado cómo esta tecnología puede transformar la atención médica y salvar la vida de millones de personas.
Según Gates, en los próximos años será posible que cualquier persona reciba orientación médica confiable desde su celular, sin necesidad de acudir a una consulta presencial. No se trata de reemplazar a los médicos, sino de acercar soluciones a quienes hoy enfrentan barreras para acceder a servicios de salud. La IA puede ayudar a identificar síntomas comunes, dar recomendaciones iniciales o indicar cuándo es necesario acudir a un centro médico.
Uno de los avances más prometedores es su capacidad para analizar grandes volúmenes de información médica con rapidez, lo que permite detectar enfermedades incluso antes de que aparezcan los síntomas. Esto se traduce en diagnósticos más precisos, tratamientos a tiempo y reducción de costos. Además, la IA puede recomendar tratamientos personalizados, adaptados al historial clínico y perfil genético de cada persona, mejorando su efectividad y reduciendo riesgos.
La accesibilidad es otro punto importante. En zonas con pocos profesionales de la salud, esta herramienta puede ofrecer diagnósticos y consultas virtuales, cerrando brechas y promoviendo la equidad. Esta evolución debe ser inclusiva, garantizando que nadie quede por fuera, sin importar dónde viva.
Te puede interesar: Las 3 profesiones que sobrevivirán a la IA según Bill Gates ¿Qué pasará con las demás?
El crecimiento del sector refleja esta tendencia. El mercado de IA en salud podría pasar de 1,000 millones de dólares en 2017 a más de 28,000 millones en 2025, una señal clara del interés global en estas soluciones.
Claro, no todo son ventajas. Este camino tiene retos importantes: proteger la privacidad de los datos, asegurar la precisión de los algoritmos y evitar sesgos que afecten a ciertos grupos. El cofundador de Microsoft, reconoce estos desafíos, pero mantiene una mirada optimista sobre el impacto positivo que puede tener en el mundo.
Más allá del avance tecnológico, el verdadero reto estará en cómo la sociedad decide implementarla. La IA por sí sola no resolverá los problemas estructurales de los sistemas de salud, pero sí puede ser una palanca poderosa si se combina con políticas públicas inclusivas, inversión sostenida y formación profesional. El futuro de la salud no dependerá solo de los algoritmos, sino de decisiones humanas conscientes y colaborativas.
Imagen: Archivo ENTER