El mundo moderno está edificado sobre millones de millones de líneas de código de programación. Usted no las ve y no ocupan espacio físico, pero son una especie de presencia invisible y omnipresente que, como un hálito celestial, les da vida a todas nuestras máquinas y dispositivos.
El código de programación son los conjuntos de instrucciones de los que están hechos todos los programas: los sistemas operativos, las aplicaciones como Word o WhatsApp, los servicios en línea como Netflix, las redes sociales como Facebook, los virus de computador, etc. Gracias a ese código, estos programas pueden decirles a dispositivos como los computadores, los smart TV y los smartphones cómo deben comportarse y qué deben hacer.
En un mundo totalmente dependiente de la tecnología como el actual, ese código de programación está detrás de la mayoría de sus actividades diarias. Cada una de las apps de su teléfono inteligente, los semáforos de su ciudad, las transacciones bancarias que realiza, las páginas pornográficas que visita, las naves que enviamos al espacio, todas las funciones de su PC, la mayoría de los procesos en su empresa, los servicios que utiliza en Internet, su interacción con las entidades del Estado, los aviones en los que viaja y las máquinas que le salvan la vida en los hospitales, entre otros, están controlados por código de programación que dotó de ‘inteligencia’ todo tipo de objetos y elementos inanimados. Sin la magia de la programación, el mundo actual no podría funcionar.
Sin embargo, mientras muchos sueñan con aprender idiomas lejanos como el mandarín o el alemán, pocas personas fuera del mundo tecnológico son conscientes de la importancia de aprender los lenguajes de programación que desde hace años dominan el mundo: PHP, JavaScript, Python, C, Pearl y muchos otros, que se utilizan para crear el software y los servicios en línea que mueven todas las industrias y facilitan nuestra vida diaria.
En ese contexto, y en el de un país en donde se vive un importante boom de emprendimientos de tecnología, resulta sorprendente que pocos colombianos estén aprendiendo a programar. De acuerdo con el Ministerio de TIC, en Colombia se necesitan 62 mil programadores y otros profesionales del área de tecnología para suplir la demanda que tienen las empresas del país.
Eso quiere decir, en esencia, que los programadores no solo tienen asegurados sus puestos de trabajo, sino que los sueldos son muy competitivos.
No es solo en Colombia
Es un gran contrasentido que en un país en donde muchas personas carecen de trabajo (casi 10 por ciento de la población), o en donde a duras penas se sobrevive en la informalidad, haya tan pocos programadores. Pero este fenómeno no solo se vive en Colombia.
En Estados Unidos hay menos ingenieros de sistemas que hace diez años, y en la década que comienza se generarán 1,4 millones de empleos en ciencias de la computación, pero solo 400 mil personas se graduarán en esa área. Por su parte, se estima que en Europa faltarán 900 mil profesionales en computación y tecnología este año.
Una de la razones por las que se produce este fenómeno es la fobia que tienen los estudiantes a las matemáticas y el cálculo, dos materias muy presentes en la carrera de ingeniería de sistemas, y también lo costoso que puede resultar dedicar cuatro o cinco años a esa carrera.
Por eso, varias personas y entidades están tratando de cambiar la percepción de que hay que ser ingeniero de sistemas para aprender a programar. El enfoque que se está promoviendo es ver la programación como una habilidad que cualquiera puede adquirir, con cursos de unos cuantos meses o de forma autodidacta, sin importad la edad, ni la formación previa.
Al respecto, Bill Gates, fundador de Microsoft, y quien aprendió a programar por su cuenta cuando estaba en el colegio (él nunca estudió una carrera profesional, pero edificó una de las principales empresas de software del planeta), dice en el sitio web de Code.org: “Aprender a escribir programas ejercita la mente, ayuda a pensar mejor y crea una forma de razonar que me parece útil en todos los campos”.
Por su parte, Mark Zuckerberg, creador de Facebook y un hábil programador, afirma en un video del mismo sitio que “aprender a programar es más fácil de lo que la gente piensa”, y recalca que en Facebook tienen “la política de contratar tantos ingenieros talentosos como sea posible” porque simplemente “no hay suficiente gente entrenada en esas habilidades hoy en día”. Zuckerberg tampoco estudió ninguna carrera, pero creó con sus habilidades en programación –y las de sus compañeros– una red social que tiene 2.300 millones de usuarios en el mundo.
Por todo esto, ENTER.CO y Holberton School hicieron una alianza para promover el tema de la programación en Colombia. Holberton School es una academia de desarrollo de software de Silicon Valley que llegó a Colombia en enero del 2019, y que tiene un modelo bien particular: las personas que ingresan no tienen que pagar por su formación hasta que consigan un empleo en el que ganen más de 3 millones de pesos.
Con el apoyo de Holberton School, en nuestra nueva sección Dev, publicaremos de forma regular artículos sobre programación, sobre lenguajes y herramientas, historias personales inspiradoras, información sobre eventos para desarrolladores, etc.
El propósito es concientizar a los colombianos sobre la forma como la programación les puede cambiar la vida y sobre la gran cantidad de oportunidades que se abren cuando se aprende a programar.
Imágenes: Pexels y Pixabay
una colaboración con Coderise.org y Holberton School Colombia para promover la comunidad de programación en Colombia.