Si hay algo que le guste a Elon Musk más que demandar a otras compañías es retirarse de esos pleitos legales cuando es claro que va a perder. Este 11 de junio se confirmó que el multimillonario ha retirado la demanda que levantó en febrero de este año contra OpenAI y Sam Altman.
Lo interesante de todo este movimiento, es que Musk retiró la demanda un día antes de que un jurado en California escuchara a los abogados de OpenAI presentar sus argumentos para descartar el caso. La lectura que muchos hicieron de la situación es que el multimillonario decidió abandonar sus intentos de demandar a OpenAI antes de que este intento por atacarlos fallara de manera pública (dicho de otra manera, Musk no puede perder un caso que él mismo decide retirar).
De acuerdo con información obtenida, OpenAI iba a defender este 12 de junio la solicitud para descartar el caso argumentando que para Elon Musk no era importante ganarlo, porque el magnate utilizaría cualquier información que fuera presentada para obtener acceso a “los registros y tecnología propiedad de la compañía”. OpenAI también aseguraba que las bases para la demanda de Musk no existían, motivo por el que una de las pocas explicaciones para perseguir este caso era precisamente obtener información privada de sus modelos.
¿Por qué Elon Musk demandó a OpenAI en primer lugar?
De manera sencilla: ahora que la IA es el nuevo oro tecnológico y OpenAI tiene en sus manos el modelo más cotizado del mercado, Elon Musk quiere tomar control del mercado lastimando a su rival más importante, resintiendo el hecho de que haber abandonado la empresa.
La demanda presentada por Musk asegura que la empresa y Sam Altman (co fundador de OpenAI) ‘rompieron el contrato básico y la promesa de la empresa de no ser una compañía con lucro, “poniendo como prioridad el uso de IA para las ganancias por encima de la humanidad”. El principal ‘argumento’ era que OpenAI se había vuelto una subsidiaria de Microsoft, que hoy es dueña del 49% de la empresa y que además utiliza si tecnología para alimentar CoPilot, su propio modelo de IA generativa.
Pero las declaraciones del multimillonario tenían argumentos lógicos y legales importantes: OpenAI se fundó en 2015 como una organización sin ánimo de lucro, con el objetivo final de ‘asegurar el uso de la IA para el beneficio de toda la humanidad’, pero en 2019 (antes del lanzamiento de ChatGPT) OpenAI se dividió en una organización sin fin de lucro y otra con fines de lucro. La justificación que se dio en su momento era que el objetivo era poder financiar las nuevas investigaciones, así como atraer talento.
En 2018, un año antes de esta ‘separación’, Musk abandonó OpenAI por inconformidad por la manera en la que se estaba dirigiendo la organización. Sin embargo, cuando el modelo de GPT comenzó a hacer olas en el mundo de la tecnología el multimillonario expresó de manera pública su sorpresa y arrepentimiento por no haber ‘confiado’ en la visión que el equipo de Altman tenía para la empresa.
Tampoco ayuda a la imagen de su caso el que Elon Musk haya iniciado una compañía con el objetivo de competir con OpenAI llamada xAI: una startup dedicada a desarrollar Grok, el ‘rival’ de GPT. Todo esto completa una imagen en la que el argumento de OpenAi parece difícil de negar: Musk creando demandas inútiles con el único objetivo de lastimar a su competencia.
Imágenes: Archivo ENTER.CO