Comer helado es una de las costumbres que tienen muchas personas.
Después del almuerzo o en una tarde calurosa, el frío y dulce sabor de un helado puede alegrar nuestro día. Sin embargo, muchas veces no tenemos en cuenta el daño que generan sus componentes en nuestro cuerpo. Por eso, una emprendedora bogotana decidió crear su propia fábrica de helados saludables a base de frutas. Su nombre es Carolina Cárdenas y es la fundadora de Helados Mumma.
¿Qué tienen de especial estos helados?
A diferencia de los helados convencionales, estos contienen ingredientes saludables para los consumidores. El azúcar la reemplazan por el yacón orgánico, tubérculo que se parece a la yuca y que contiene un componente que nivela el azúcar en la sangre. Las grasas saturadas y la leche entera los reemplazaron por leche de almendras, ya que las personas con diabetes no pueden consumir la leche convencional. Y los colores y saborizantes fueron cambiados por fruta natural en cada helado.
Debes leer: Bienestapp: la aplicación que te ayuda a mejorar tu salud.
Actualmente tienen ocho sabores que no se encuentran en cualquier tienda. Estos son mamoncillo, ciruela, arazá, guanábana, fresa, chocolate, arequipe y Açai-Mora. El más vendido es el de mamoncillo, mientras que el de arequipe es el primero en el mercado en ser fabricado sin una sola gota de lactosa y azúcar. En cuanto a su presentación, los helados vienen en presentaciones de 70 gramos, un litro y próximamente estarán lanzando una línea de helados con proteína vegana, paletas con cobertura de chocolate vegano sin azúcar, malteadas y barras de cereal naturales.
Si quieres probar alguno de estos helados, da clic aquí para conocer los puntos exactos donde son vendidos. Eso sí, te adelantamos que están disponibles en zonas de Bogotá como el Polo, Parkway, Hacienda, Chorro de Quevedo y en municipios aledaños como La Calera, Chía y Tocancipá.
La historia detrás de Helados Mumma
Es un emprendimiento que nació a partir de un proyecto estudiantil de su fundadora, Carolina Cárdenas. Desde pequeña le gustaba la cocina, y a sus 20 años tuvo la oportunidad de estudiar gestión empresarial en el Sena. Allí fue donde sus ganas de desarrollar un proyecto innovador la llevó a crear su propia fábrica de helados. Pero no cualquier tipo de helados, porque Cárdenas quería impactar de forma positiva en sus clientes y en la humanidad.
Después de un año de investigar el mercado, se dio cuenta que los helados son los postres que más se consumen en Colombia y en el mundo. Pero el problema es que la mayoría contiene azúcar, grasas saturadas, colorantes y saborizantes que además de saber bien, empeoran las cifras de personas enfermas de diabetes y obesidad. Entonces sus padres decidieron apoyarla y le brindaron el primer piso de la casa para que iniciara con su proyecto.
Para ese entonces Carolina solo contaba con un cuchillo, una taza, un colador y una máquina que hacía 1 litro de helado. Infortunadamente su máquina se dañó al mes y tuvo que optar por un proceso artesanal similar al del helado de paila. Todos los fines de semana salía con su nevera de icopor ofreciendo sus helados en el barrio. Pronto recibió muy buenas críticas y comenzó a multiplicar sus ventas por medio de los perfiles en redes sociales.
Después los establecimientos de comida saludable, vegetariana y vegana se comenzaron a interesar en los Helados Mumma, así que invirtió el dinero de las ventas en sus primeros congeladores para llevarlos hasta ellos. Es así como llegó a obtener un contrato en Canadá y Londres para exportar sus helados y las frutas deshidratadas que tratan para la fabricación de los mismos.
Impacto social y cuidado del planeta Tierra
Además de ayudar a cuidar la salud de los clientes, Carolina busca generar un impacto social con varios agricultores de Colombia. Ella le compra las frutas directamente a los agricultores, eliminando intermediarios y mejorando el precio de los productos para que estos productores mejoren su calidad de vida. En cuanto al cuidado del medio ambiente, los empaques de los helados son biodegradables, mientra que las tapas de pueden reutilizar y entran en un programa de reciclaje de la heladería.