“¿A quién le va a importar una historia de peleas de perros?” se pregunta Guillermo Arriaga en la rueda prensa que hizo en Campus Party 2014. Allí habló sobre la importancia que es para un autor creer en que su propia historia es una pieza original, sin tener en cuenta lo que muchos digan al respecto. La clave está en contar de la manera más diversa la realidad y al hacerlo, ser lo más auténtico posible.
El escritor, guionista y director mexicano se pasó por el Centro de Eventos Valle del Pacífico para contarle a los campuseros su experiencia como creador de historias. Arriaga subió la temperatura cuando puso a tres campuseros (dos hombres y una mujer) a hacer unos ejercicios de acercamiento para demostrar que en la distancia y en el acercamiento hay tensión y hay una historia que vale la pena contar.
Cuando le preguntaron por el cine colombiano, Arriaga cree que cada país tiene su propio problema de narrar y que en general, hemos perdido la capacidad de ficcionalizar. “Cada vez es más difícil contar historias”, señala. Según él, lo que le hace falta a Colombia es una película que cambie por completo la perspectiva que se tiene del cine colombiano.
También hizo referencia a lo difícil que es saber qué es lo que quiere el público y lo imposible que resulta determinar si algo va a tener éxito. No hay ningún tipo de control ni voluntad para determinar el éxito de una película.
En relación a la tecnología, Arriaga recordó a los campuseros que ellos también son creadores de historias: “Hacer una aplicación es contar una historia, hacer un videojuego es contar una historia”. Para él, en ese universo también hay una narrativa.
El director también destacó la importancia del rigor, definido por el escritor como todas las posibilidades creativas exploradas hasta el momento: “Estamos acostumbrados a ver siempre en una sola dirección. El gran problema del cine es que a la gente no le gusta cuestionar sus historias, sus personajes, sus diálogos, su estructura”.
Allí dio el ejemplo de cuando escribió ‘Babel’. En principio, cuando los dos niños árabes disparan, la historia originalmente estaba pensada para que la víctima fuera un hombre, pero luego Arriaga pensó que funcionaba mejor si era una mujer. “Eso es lo que hay que hacer siempre, tratar de ver todo desde una perspectiva diferente”, explicó.
Para Arriaga, un gran contador de historias es aquel que hace que los demás vean donde nunca se imaginaron que iban a ver. Se despidió feliz y agradecido de tener la oportunidad de estar en el país.
Imagen: ENTER.CO
