Oler a cigarrillo no era una experiencia agradable para Esteban Alvarán, un comunicador social de 27 años que comenzó a fumar desde los 21. Pero era inevitable: 6 años fumando, incluso hasta una cajetilla diaria, lo convirtieron en lo que coloquialmente llamamos una ‘chimenea humana’. Hablar con alguien después de fumar, tener una cita con una mujer o compartir con personas no fumadoras eran situaciones que cada vez se tornaban más enredadas.
Todavía tiene en la memoria aquella vez cuando, justo después de hacerlo, entró a una reunión y todos comentaron sobre su mal olor. O lo difícil que era salir con alguien y esperar hasta el final del encuentro para ir a fumar. “Tuve que empezar a tomar medidas al respecto”, dice Esteban con la resignación del fumador tradicional que ve cómo se va convirtiendo en una especie en vía de extinción. “Iba al baño siempre a lavarme las manos y me tocaba fumar con mucho tiempo de antelación antes de una reunión”, comenta.
Por supuesto, no solamente era el olor: también el humo que hacía toser e incomodaba a las personas a su alrededor e incluso a él mismo. Además, la falta de aire, el agotamiento físico y los dientes manchados hacían parte de su día a día.
Sin embargo, algo que tenía claro Esteban era que su gusto por el cigarrillo le impedía dejarlo. De ahí que encontrar alternativas para seguir disfrutando de ese ‘placer culposo’ era una constante en su mente. “Busqué varias opciones, pues es algo que sabía que me gustaba, aunque tiene cosas no tan buenas. Y pensaba que si existía una solución para seguir haciéndolo, pero abandonando los factores negativos, quería tenerla”.
La respuesta le llegó una noche de fiesta. Alrededor de un personaje particular se reunían varias personas curiosas interesadas en un pequeño aparato, IQOS, que prometía una experiencia similar al cigarrillo, disminuyendo olores y riesgos asociados al tabaquismo. Su propuesta: por medio de una tecnología avanzada, calentar el tabaco en lugar de quemarlo. “Ese primer momento es raro. En el sabor sí se nota una gran diferencia: es una experiencia con tabaco mucho más real”, afirma Esteban.
Un mejor estilo de vida
Después de ese momento no hubo vuelta atrás. Esteban evitó aumentar las manchas en sus dientes, se despidió del olor en la ropa y de las manos malolientes. “Me cambió la vida. El cigarrillo era un hábito que disfrutaba y para mí no era opción dejarlo. Entonces, IQOS fue encontrar una fórmula para seguir sintiendo lo que me gustaba de fumar, sin todas las incomodidades que tenía con el consumo de cigarrillo”, agrega Esteban.
Hoy, incluso, el impacto en sus actividades diarias es evidente y hasta varios conocidos se han dado cuenta que dejó atrás el cigarrillo. “Antes corría dos cuadras y estaba totalmente agotado. Hoy hago deporte y me siento en mejores condiciones”, concluye.
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Entre Coltabaco SAS y ENTER.CO existen acuerdos comerciales a efectos de comunicar información factual y objetiva sobre innovación tecnológica del dispositivo electrónico IQOS. Así mismo, el texto se construyó a partir de la experiencia personal de un usuario de IQOS.
Imágenes: IQOS.