¿Qué nevera comprar para ahorrar energía y mejorar la salud?

Cuando pasamos a vivir a un nuevo lugar los primeros tres elementos necesarios son una cama, un horno y una nevera. A la hora de elegir un refrigerador es muy importante tener un balance entre el número de personas de la casa y el tamaño del electrodoméstico. Pero muchas veces los consumidores van por la política de ‘más grande es mejor’, y Gizmodo hace un análisis sobre cómo esa mentalidad afecta su bolsillo y su salud.

Entre más comida hay en el refrigerador más ganas nos da de comer

El análisis está basado en las costumbres de consumo de los estadounidenses. Las personas compran refrigeradores más grandes, porque creen que van a poder almacenar más comida para rendir en todo el mes. Pero el problema es que al comprar refrigeradores más grandes, el usuario se acostumbra a comer más, porque el antojo se hace más grande. En un ejemplo más simple, cuando servimos un jugo al almuerzo, no importa si llenamos un vaso pequeño o un vaso grande; siempre serviremos el vaso por encima de la mitad. De hecho, ver el vaso lleno hace que nos de sed, y entre más grande el vaso tenemos la costumbre de refrescarnos con un par de sorbos antes de que llegue el plato fuerte.

Este efecto ocurre en el consumidor que tiene espacio extra en su refrigerador. El ejemplo de Gizmodo es que si por espacio me compro dos tarros de un litro de helado en vez de uno solo, me van a dar más ganas de comer helado más seguido. Es un habito de consumo de alimento que es poco saludable para el usuario. Como el refrigerador es más grande compramos más cantidad, pero en la mente tenemos la idea que la comida se vence, así que comemos más en un mismo lapso de tiempo antes de que se dañe la comida. Así que terminamos engordando y dañando nuestra dieta generando varios problemas al cuerpo.

Un refrigerador de 2001 para atrás puede consumir 70 veces la energía que come su laptop

Y los problemas de alimentación vienen acompañados de problemas monetarios. No es solo el hecho que compramos más comida de manera más seguida, y por eso gastamos más en ello. Según el portal, la cantidad promedio de energía consumida por una nevera fabricada antes de 2001 está entre 1.000 y 1750 kWh por año, que equivale a lo que consumen 70 laptops o 50 galones de gasolina quemados al año. Actualmente hay regulaciones e innovaciones técnicas y de diseño que ayudan a ahorrar energía, como el sistema Food Showcase de Samsung. Pero una nevera grande consumirá mucho más que una nevera pequeña. Y así mismo, el consumidor pagará más por lo que consume ese espacio extra.

¿Y cómo solucionar esto?

Por suerte las condiciones económicas de Latinoamérica nos previenen de caer tan fácil en esas costumbres de consumir ‘por ser más grande’. Muchos consumidores prefieren ir por la nevera a la que el presupuesto alcance, en especial por los elevados precios a los que llegan muchos electrodomésticos. Sin embargo, hay usuarios que compran más grande para prepararse al futuro.

En el análisis de Gizmodo muestran que la tendencia del mercado europeo es comprar neveras más pequeñas, e ir comprando el mercado necesario cuando se acaben los suplementos. Este sistema de consumo hace que las personas consideren mejor sus hábitos alimenticios, además de ahorrar plata al comprar sólo lo necesario y disminuir el consumo de energía.

En la guía de cómo elegir un refrigerador hablamos sobre cómo identificar la capacidad necesaria, dependiendo de si se es soltero, viven pocas personas en un departamento o es una familia numerosa. Pero una familia promedio (4 personas) debería considerar en tener una nevera de no más de 600 litros, máximo. Un cambio en los hábitos de consumo puede crear un gran cambio en su salud y billetera.

Imagen: Daquella manera y hellocatfood (via Flickr).