Los drones, de por sí, son interactivos: se pilotean desde un control remoto, o desde un smartphone. Incluso, algunos modelos comerciales tienen programas que les permiten volar en formación o hacer acrobacias sin que el usuario tenga alguna pericia. Pero, si se llevan esas herramientas más lejos, las posibilidades son más interesantes.
Eso es lo que hace el proyecto BitDrones, del Human Media Lab de la Queen’s University de Canadá. Se trata de una herramienta que crea una especie de interfaz ‘orgánica’ que funciona en el mundo real, por medio de varios drones que vuelan coordinados. Imagínense que los menús para navegar un software, por ejemplo, no se desplegaran en pantalla, sino que lo hicieran ‘en la vida real’: cada vez que seleccionas una opción, se mueve un objeto.
Así se ven en acción.
Además de navegar menús interactivos, los BitDrones también funcionan como piezas de construcción que vuelan, y que le permiten al usuario interactuar físicamente con ellas y ver el resultado en un software de creación en 3D. Cada dron funciona como un bloque, y varios de ellos volando al tiempo permiten ver el modelo que se está construyendo, e interactuar con él por medio de varios gestos.
Otro tipo de BitDrones tienen una pantalla curva y táctil de alta resolución, que puede servir para hacer telepresencia, o para cualquier uso que pueda tener una pantalla táctil flotante.
“La idea es que sea un primer paso en crear materia programable que pueda levitar, que no esté confinada a un espacio físico”, explicó a ENTER.CO Juan Pablo Carrascal, un investigador colombiano asociado al Human Media Lab.
¿Qué es la materia programable?
Carrascal explica qué es eso de materia programable con ejemplos de la ciencia ficción: el robot T-1000 de Terminator II, o lo que se ve en ‘Big Hero 6’. Es la mejor manera de hacerse entender: es un concepto que pone en cuestión una presupuesto fundamental de la forma en la que experimentamos el mundo.
El proyecto de la materia programable consiste básicamente en lograr que el mundo físico pueda cambiar a voluntad del usuario por medio de programación. No solo su forma, sino cualquier propiedad de sus materiales, como su dureza, conductividad, etc. “Si tu tuvieras una mesa, y necesitas que funcione como un escritorio o una pared, simplemente sería cuestión de pedirle que lo hiciera y se transformaría de inmediato”, dice Carrascal. Eso haría que las cosas físicas fueran tan flexibles como el software y los contenidos digitales.
Realidad virtual, pero real
“En la realidad virtual lo que estamos haciendo es ‘meternos’ en el mundo virtual, engañar los sentidos para sentir que estamos dentro de ese mundo creado por computador. Con la materia programable lo que hacemos es lo contrario: dejar de construirlo de manera simulada, y hacerlo en la realidad”, anota.
Y aunque es un proyecto reciente y extremadamente ambicioso, podría llegar a cambiar al mundo de maneras insospechadas. Esta hasta ahora es una de las primeras aproximaciones, pero ya muestra parte de su potencial: podría ser muy útil para ciertas aplicaciones, desde el comercio hasta la interacción humano-máquina de personas con discapacidad motora.
Por ahora, el equipo se concentra en solucionar algunos de los problemas que implica el uso de drones: su poca autonomía de vuelo, y la turbulencia que se genera cuando uno de ellos vuela debajo del otro. Pero ya en pensado en soluciones para eso: “Se ha pensado en que podríamos utilizar unos enlaces magnéticos para acoplar los drones cuando estén en esa posición”.
Imagenes: Human Media Lab, Giphy