¿Se ha preguntado cómo operan de manera coordinada los sistemas de semaforización de las ciudades? ¿Cómo hacen algunas metrópolis para gestionar flotas de buses públicos de miles de vehículos? ¿Quién coordina para que se pueda usar una misma tarjeta de pago en metros, tranvías, buses y trenes? La magia detrás de estas acciones la tienen avanzados sistemas tecnológicos que las poblaciones han ido implementando con el fin de lograr que millones de personas se movilicen de manera más rápida y sin contratiempos.
La realidad hoy es que el uso de estas herramientas tecnológicas que mejoran las condiciones de vida de los habitantes de las áreas urbanas y rurales se ha convertido en un reto para muchos gobiernos locales que quieren dar el paso para convertirse en territorios inteligentes.
El ejemplo de Medellín
Basta ver casos como el del Sistema Inteligente de la Movilidad de Medellín (SIMM), que gestiona los 110 Km2 del área metropolitana de esta ciudad. Allí se combinan sistemas de tráfico, el sistema de videovigilancia para monitorización de tráfico y control de infracciones, la información del sistema de Transporte Público Colectivo y los datos de geolocalización de más de 250 vehículos de la secretaría de Tránsito y Transporte de Medellín.
Este trabajo unificado le ha permitido a la ciudad reducir el tiempo medio de respuesta ante incidentes de 35 minutos en el 2007 a 17 minutos que se tarda en la actualidad, a la vez que ha descendido el número de accidentes, especialmente en semáforos, un 18 por ciento.
En este sentido, es clara la apuesta de grandes urbes por mejorar su movilidad y ser más sostenibles, aspecto en el que es vital el fomento del transporte público. Aquí la clave es ofrecer un servicio de mayor calidad y una correcta información a los usuarios, que permita facilitar la combinación de los diferentes tipos de transporte que conviven dentro de la ciudad.
De acuerdo con Indra, proveedor tecnológico de sistemas para el desarrollo de ciudades inteligentes, es evidente que cada ciudad es única y tiene sus propias necesidades y oportunidades, por lo que se debe diseñar un plan propio, establecer sus prioridades y adaptarse a los cambios. El ejemplo de la capital paisa es la muestra de que la tecnología potencia la movilidad, mejora la experiencia del ciudadano y permite a las administraciones integrar información de múltiples fuentes, además de lograr la interoperabilidad de diversas plataformas.
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En Medellín, el SIMM se basó en la plataforma Hermes que provee Indra, con lo cual la ciudad tiene un sistema que se encarga del control de tráfico y se integra a los demás sistemas del Metro. Así mismo, ofrece nuevas soluciones para reducir las congestiones, minimizar las emisiones de CO2 y fomentar modos de transporte más eficientes y ecológicos.
La renovación de los túneles
Otros desarrollos de infraestructura en los que la tecnología juega un papel fundamental son los túneles, que cada vez son más comunes para alivianar el tráfico en las poblaciones. Una plataforma como Horus, de Indra, sirve para integrar y controlar desde un solo lugar aspectos de estas construcciones como ventilación, iluminación, sistemas antiincendios, videovigilancia, señalización, datos de tráfico y datos medioambientales.
Al final, los territorios inteligentes, innovadores y sostenibles son los que comprenden la importancia de adaptarse a los cambios y usar la tecnología como una herramienta de transformación. En dicho proceso, la selección de un socio tecnológico que les brinde acceso a una plataforma que funcione como el ‘cerebro’ al que estén conectados todos los servicios de movilidad puede marcar la diferencia para que Colombia tenga o no ciudades realmente inteligentes.
Imagen: Pixabay
