En 2017 Netflix estrenó la primera temporada de ‘Castlevania’. En su momento, se trató de un proyecto revolucionario para la plataforma. Sin la abundancia de servicios de streaming que tenemos hoy, era algo verdaderamente extraño el que un servicio le apostara a una serie animada de este anime y que decidiera adaptar una de las franquicias más emblemáticas de los videojuegos. Esta timidez quizás se ve reflejada en el hecho de que la primera temporada es la más corta de todas. Pero el público quería más.
La temporada final de ‘Castlevania’ tenía la complicada meta de no bajar la barra a una serie que ha sido consistente en su mejora. También tiene la meta de cerrar una historia que, si algo, precisamente se ha caracterizado por no tener un camino claro qué seguir. La última temporada nos dejó con Isaac en camino a la venganza, Carmilla y sus hermanas con su plan de conquista; Trevor y Sypha descubriendo planes para traer de regreso a Drácula.
La temporada final de ‘Castlevania’ es de los mejores productos animados en los años recientes y, al momento de publicación de este artículo, la mejor serie animada original en la plataforma. La manera en la que da vida a la acción y las peleas debería ser el nuevo estándar para la animación en occidente. Su historia sigue tomando rutas desconocidas, pero llevando por caminos que son placenteros de caminar. El trabajo de voz es fenomenal y la conclusión tiene la escala que se espera de un show en el que parte de la rutina está en enfrentarse a monstruos del mismo infierno.
Animación que despierta la sed de sangre
‘Castlevania’ siempre ha tenido una excelente animación. Es el sello de la serie y lo que la ha distinguido de la mayoría de producciones de este lado del charco que intentan simular el estilo ‘anime’ (quizás, She-Ra sea una de las pocas excepciones que se vienen a la mente). Pero esta última temporada queda claro que Powerhouse Animation (el estudio detrás de las cuatro temporadas) quizá terminar con broche de oro.
Cada batalla en Castlevania es un placer para los ojos. No solamente son sangrientas o se quedan en el impacto, sino que buscan maneras de convertir el movimiento en una corografía letal de la que es imposible quitar los ojos. Hay una clara intención en cada uno de los planos, una creatividad que le da a estos encuentros una escala que hace de este show un placer para la vista. Es la muestra de que la animación puede ayudar a convertir una pelea en un encuentro épico imposible de ser mostrado en otros medios.
La temporada final de ‘Castlevania’ merece ser vista por su animación, porque incluso cuando no es perfecta (que, por fortuna, no suele ser el caso casi nunca) va más allá de pensar en que estos son ‘muñequitos’, sino que explota al máximo sus capacidades. Es el estándar al que deberían aplicar todas las series de animación en occidente (cof, cof, ‘Invencible’).
‘Castlevania’ sigue mejorando sus historias
Pero más que la animación, lo que sorprende de ‘Castlevania’ es lo mucho que ha mejorado en la construcción de historias. Desde su tercera temporada el show optó por la ruta de contar relatos separados. Un recurso que en otras manos ha fallado, pero que en la última temporada del show se hila de manera magistral y termina con una conclusión satisfactoria.
La historia de ‘Castlevania’ no es perfecta. Tampoco es particularmente profunda u original. Pero esto no es necesario cuando entregas las herramientas necesarias para que sea entretenida. Los relatos en Castlevania tienen ritmo y, más importante, son interesantes de ver. Cada uno de ellos se sostiene en personajes que nos interesan o en conflictos que vale la pena seguir. Inicialmente este era el punto débil del vampiro de Castlevania, pero en su última temporada se ha convertido en una de sus mayores cualidades.
Puntos extra por su capacidad de unir historias. Inicialmente estos relatos pueden parecer desperdigados en el viento, pero la serie animada de alguna manera los consigue reunir y crear esta sensación de propósito. Aquí no se desperdicia una gota de sangre.
Trabajo de voz y finales
Hay que dar un par de méritos adicionales al asombroso elenco de voz que agrupó este show. El talento de actores consigue no solo dar vida a sus personajes, sino convertir a villanos y héroes en favoritos instantáneos. Resulta asombroso que con cada frase de vampiros y monstruos se transmitan estas personalidades de manera tan clara.
Los dos destacados son Jessica Brown Findlay, que interpreta a Lenore y consigue crear este personaje que destaca, pese a no tener ninguna escena de batalla. El tono diplomático de este vampiro, sus dudas y su personalidad se entregan a la perfección, junto con una de las mejores líneas finales de la última temporada. El segundo mérito va para Malcolm McDowell como Varney de Londrés que inicialmente puede no llamar la atención, pero para el final del show se ha convertido en un favorito. El tono particular de sus insultos, la grandilocuencia de ese encuentro final y en general el talento… resulta extraño que un personaje con tan pocas líneas consiga ser uno de los mejores del show.
Lo que nos lleva a la batalla final. ‘Castlevania’ se merece aplausos por conseguir entregar una conclusión tan épica (y fiel a la franquicia), que además llega de manera inesperada. Todo en el encuentro final de ‘Castlevania’ es memorable. El penúltimo episodio es una muestra de los mejores elementos (animación, historia y talento de voz) convergiendo en un espectáculo con el encanto seductor del mejor de los vampiros.
Conclusión: ¡viva el rey de la noche en Netflix! 4.7/5
La temporada final de ‘Castlevania’ termina cumpliendo y superando todas nuestras expectativas. Sus batallas son un festín para los ojos y una muestra del enorme talento de animación que tiene occidente y de los resultados que puede tenerse cuando se tiene fe en un proyecto de este tipo. La noche termina y ‘Castlevania’ (por ahora) se aleja en las sombras. Pero esperamos verla de regreso y que, si no es así, el vampiro de la inspiración visite otros shows de Netflix que ahora tienen el enorme reto de superarla.
Imágenes: Netflix