Campus Party es un evento cuyo músculo son las comunidades. Una de las más activas en el evento es la de los desarrolladores de juegos independientes, que durante los cuatro días del encuentro participan de manera activa en talleres, cursos, como asistentes, expositores o incluso colándose en alguno de los muchos torneos que toman lugar en sus legendarias noches.
Este año, una de las comunidades que apoyan a Campus Party es ‘Tan Grande y jugando’, un medio de comunicación especializado / comunidad alrededor del desarrollo de videojuegos en Colombia. En el evento tuvimos la oportunidad de conversar con Sandra Castro Pinzón, su fundadora. Ella es reconocida entre los desarrolladores por ser una investigadora del desarrollo de videojuegos independientes en el país.
Conversamos sobre el papel que tienen los juegos indie hechos en Colombia en la industria, su futuro y las tareas pendientes para convertirlos en un eje más del mundo de los video jugadores.
¿Porqué es importante hablar de juegos indie en Colombia?
Los juegos indie son una fuerza económica importante que no reconocemos en nuestro país. Tenemos alrededor de 68 empresas y no las conocemos. Necesitamos ver dónde están, qué hacen, cómo la hacen, porque lo hacen y, por supuesto, comenzar a consumir su producto. Los videojuegos, en general, tienen la mayor cantidad de fuerza pública que hay. Esto, en términos de que tú encuentras muchas profesiones dentro del desarrollo de videojuegos. Si Colombia se especializa, podemos realizar títulos AAA, porque tenemos el talento.
Cuáles son los mitos que se tienen sobre los juegos indies en el país.
Lo primero es que consideramos que el trabajo que se hace en el país es inexistente y cuándo alguien lo conoce, de inmediato lo asumen como mínimo y un producto que no cumple con las reglas que tú necesitas. Muchos de estos desarrolladores que han empezado tercerizan sus servicios y eso hace que desconozcamos quién los realiza, pero adicionalmente la comunidad en general (Gobierno, medios de comunicación y los mismos gamers) no están interesados en conocer e investigar al respecto y también desde los desarrolladores tenemos que ‘cacarear’ lo que se está haciendo. Ellos tienen parte de la culpa por no contar.
¿Cuál sería el primer paso para poder combatir esta falta de conocimiento?
Tener una política pública que no solo promocione el desarrollo de videojuegos, sino el consumo de estos. En Argentina, en Chile, en Uruguay, todos estos países cuentan con políticas públicas que fortalecen estos aspectos. La clave es que apoyan ideas, que no solo se encuentran en el papel, sino que tienen una beta, un concept art muy desarrollado. El resultado es que no solo lleguen a su público objetivo, sino que además estén ganando premios. ¿Qué sucede en Chile? Allí el Gobierno tiene a los desarrolladores con experiencia y a los principiantes en el mismo ecosistema.
Aquí en Colombia también se están creando espacios para que los pequeños desarrolladores puedan entrenarse, alimentando esta industria que lleva 15 años en el país.
¿Cuál es el rol de la academia en impulsar a los juegos indie colombianos?
Es importante que los desarrolladores entiendan que la voluntad y las acciones políticas no son simplemente ir a votar cada cuatro años y que dentro de su comunidad hay actores políticos que pueden apoyar sus proyectos. La academia siempre está interesada, porque para ellos es vital mostrar que el trabajo que están realizando los estudiantes puede ser contratado al final. Cuando se alían con los desarrolladores pueden mostrar todo el espectro de lo que pueden mostrar. El interés de mostrar egresados realizando proyectos de alto nivel, contratados con compañías o creando su propia empresa.
La invitación es a llegar a la academia, porque todos salieron de la academia.
Tú hablas de la importancia de los juegos para hablar de temas sociales. En el caso de Colombia estamos pasando por una época vital en este tema ¿se están produciendo juegos con estas ideas?
Se está haciendo, pero no se le está dando la divulgación que necesita. Por ejemplo, 4 Pillows Interactive desarrolló un juego llamado ‘Anthem of Roses’, lo contrario a lo que recibimos: un hombre blanco, en la guerra, que entra a matar. ¿Y si el efecto fuera inverso? Entonces en este título te pone en la piel de unos niños que están en problemas por el conflicto armado. Estamos frente a un héroe que termina en una misión para rescatar a su hermana, que fue secuestrada por una guerrilla. Pero ella no es un personaje pasivo. No se deja mangonear y también está buscando su libertad.
¿Es un problema de organización la falta de comunicación con entidades que den a conocer los juegos?
El problema es que no están comunicando lo que hacen. Vemos la comunicación política, como de Gobierno. Lo que ellos necesitan es empezar a ‘Cacarear’. Eso requiere inversión, pero es una bien atribuida. El gobierno no puede hacerlo todo, no puede inventarse a los desarrolladores. Pero hay un caso muy curioso y es de Barranquilla, en el que se unieron la academia y dos empresas. Se reúnen cada 15 días. ¿Dime si de eso no van a salir ideas maravillosas?
¿Cuál es el destino de los juegos indie en Colombia?
Si no lo apoyamos se muere. Y eso muy grave porque es una de las industrias más poderosas. El desarrollo de videojuegos se puede pegar a todo, en especial como una herramienta de enseñanza. Es real que tú aprendes a través de los videojuegos.
Puedes seguir a ‘Tan Grande y jugando’ en sus cuentas de Twitter y Facebook
Imagen: ENTER.CO