Si en el futuro la computación vestible se convierte en una parte fundamental de la vida del ser humano, el CES 2014 quedará marcado en la historia como la semana de su debut en sociedad. Había partes de la feria dedicadas a los ‘wearables’. LG, una de las compañías con más presencia en el CES 2014, sacó la LG Lifeband Touch, un accesorio que mide el ritmo cardiaco, las calorías quemadas y demás indicadores cuando se hace ejercicio.
La fabricación de la pulsera es excelente. La banda no se cierra totalmente –deja un hueco– lo que permite ajustar el tamaño a la muñeca del usuario. Está construida de un plástico suave que es muy cómodo cuando uno se la pone. Además es realmente liviana, algo fundamental para los trotadores y los que se toman el ejercicio muy en serio. Pero más allá de la construcción, lo más interesante son las funciones.
La banda de LG está muy enfocada a medir diferentes variables durante el ejercicio. Pero eso lo hacen muchos productos de la competencia. Sin embargo, durante los momentos de ocio, la banda le permite al usuario controlar el volumen de la música, algunas notificaciones y hasta silenciar una llamada.
La combinación de tener un dispositivo útil a la hora de hacer ejercicio y otro que permite facilitar el uso del celular puede ser una combinación ganadora. Ahora, más que nunca, hay que tener funciones que diferencien los ‘wearables’ de la competencia. Con tantos jugadores en el mercado, el aparato que pueda integrar la mayoría de funciones sin dañar la experiencia del usuario seguramente saldrá adelante.
Además, LG ha optado por crear un sistema abierto que puede comunicarse con varias aplicaciones, tanto en iOS como en Android. Eso le da una diferencia importante frente a otros ‘wearables’ que hay en el mercado. En vez de crear un ecosistema privado, LG ha optado por hacer un dispositivo que tenga todas las opciones de conectividad, buscando que más aplicaciones usen el aparato.
No hacer algo similar ha sido el gran error de muchos accesorios. Se cierran a un sistema operativo y hasta a algún teléfono. Y eso, de alguna manera, se puede explicar. Las empresas quieren crear un mercado controlado para crear barreras de salida cada vez más altas. Sin embargo, eso también tiene efectos negativos: las barreras de salida también son obstáculos de entrada.
El ejemplo del Galaxy Gear es perfecto. Solo funciona con pocos dispositivos y aun estamos muy lejos de que funcione con algún equipo que no sea de Samsung. Esto es una pérdida de oportunidad. Si lo hacen compatible con otros equipos, seguramente venderán más. Pero además, meterán un pequeño caballo de Troya en la cabeza del usuario. Si alguien compra el Gear y tiene una buena experiencia, de pronto cuando tenga que renovar el teléfono, optará por un Samsung.
La banda costará 179 dólares en Estados Unidos. Cuando lleguemos a Bogotá trataremos de averiguar cuándo llega a Colombia y cuánto costará.