Leap Motion: el penúltimo paso hacia controlar un PC con las manos

Para quienes no lo conocen, Leap Motion es un pequeño gadget que detecta el movimiento de las manos del usuario y le permite controlar un computador con ellas. Es una de las grandes estrellas de SXSW este año –sus dos creadores fueron los protagonistas de una de las conferencias principales–, y en teoría tiene mucho potencial: podría ser el hardware que permita, de una vez por todas, cumplir el sueño de que los computadores ya no requieran dispositivos artificiales de interacción, como un mouse o un teclado.

Sus ambiciones también son muy grandes. Michael Buckwald, uno de sus fundadores, dijo en la conferencia que su objetivo es que los seres humanos interactuemos con las máquinas de forma tan directa y transparente como lo hacemos con los objetos físicos.

“La gente no va a aprender lenguaje para aprender a usar un computador“, dice Buckwald. El y David Holz, el otro cofundador, aseguran son los únicos en este negocio –la competencia principal es Kinect, de Microsoft– que se concentran en interacción directa.

¿Logra Leap Motion, tal como está expuesto en SXSW, que podamos interactuar con un computador de forma transparente? ¿Usarlo es tan fácil como armar un Lego, jugar con un palito o pintar con los dedos? Estuvimos jugando con él un rato, y estas son nuestras impresiones.

Es muy preciso

El dispositivo cumple palabra por palabra con lo que promete. Todo lo que se haga con los dedos se ve en la pantalla con mucha fidelidad y sin retraso perceptible. Si solo se mueven dos dedos, en la pantalla solo se moverán dos puntos. Si se giran las manos, los puntos de la pantalla girarán con fidelidad milimétrica. Si el usuario tiembla, la señal temblará.

Al usarlo, la sensación inmediata es de control. Es tan instantáneo como un gamepad, pero cuando se sabe que es la mano la que se está moviendo la sensación de inmersión es mayor. Quienes hayan usado Kinect se sentirán familiarizados con eso, pero –a diferencia de lo que hemos visto con el periférico de Microsoft– aquí la precisión impresiona.

Kinect está pensado para mover el cuerpo, los brazos o la cabeza. No hay un juego en el que haga diferencia que el usuario haya movido el índice o el pulgar. En cambio, en Leap Motion ahí es, precisamente, donde está el truco.

Sus creadores sueñan con que haya médicos usándolo en cirugía, o ingenieros operando robots con sus diez dedos desde un laboratorio a medio mundo de distancia. Todas esas son aplicaciones en las que cada milímetro no solo es importante, es vital. Incluso, señalar cosas en un mapa o dibujar también requiere de un grado de precisión mayor al que hemos visto en Kinect (no sabemos si el sensor de Microsoft pueda ser tan fino, porque no hemos visto apps que lo requieran).

Los seres humanos somos imperfectos

Pero la mayor virtud de Leap Motion también es su mayor problema: los seres humanos no tenemos pulso de robots. Trazar una línea recta en un mouse puede ser difícil, pero en Leap Motion es imposible (por lo menos para mí). Usar el dispositivo como señalador es incómodo e ineficiente porque indicar con precisión dónde se quiere que esté el cursor es complicado. Siempre estará un poco a la derecha o a la izquierda, pero es raro que se encuentre justo allí, donde el usuario quiere.

Eso puede hacer difíciles algunas tareas básicas, como editar texto o navegar mapas. También puede ser aprovechado para otras cosas: por ejemplo, dominar la precisión podría hacer parte de la curva de aprendizaje de un videojuego. Pero será difícil, por ahora, que muchas cosas básicas puedan ser hechas mejor por un Leap Motion que por un mouse y teclado tradicionales.

De hecho, este no es un problema de Leap Motion como tal, sino del software. Necesitamos aplicaciones que lo humanicen. Que nos permitan usarlo para llegar donde queremos, no donde nos llevan nuestras manos torpes. Ese será el último paso para revolucionar definitivamente la forma en la que interactuamos con las máquinas. El penúltimo, el del hardware, ya está solucionado.