Los que dirigen este país, en especial los que regulan los servicios tradicionales, deben entender que la transformación digital va a modificar todo y que no pueden seguir agarrados a cosas viejas, que digitalmente han cambiado, se han innovado y han nacido otras ofertas mejores, más baratas y más benéficas para la población.
Uber es un ejemplo de cómo los que regulan el transporte tienen su cabeza metida en la tierra. Han sido totalmente injustos al imponer sanciones que violan el derecho al trabajo, al suspenderles la licencia a conductores de carros Uber por 25 años, lo que implica que se quedaron sin con qué vivir, cuando hay otras conductas de servicios regulados que violan las normas y no las tienen en cuenta, como la de los taxis colectivos, que se comportan como buses, o la de los mototaxis.
Esas cabezas de dinosaurio lo único que hacen es frenar la innovación en áreas en las que muy pronto se van a ofrecer diferentes servicios mediante aplicaciones digitales, que no van a estar regulados y les van a convenir a los usuarios.
Para el servicio de transporte hay varias, como la que permite arrendar carros a los que tienen más de los que normalmente usan, la que arrienda bicicletas o patinetas con motor –‘scooters’–, servicios que benefician al tránsito y a los que se movilizan, y otras como las que ofrecen parqueaderos cerca de donde se necesitan, así sea en garajes privados.
Toda la gente joven piensa diferente de los que están arriba, y muchos de ellos están imaginándose unas aplicaciones novedosas que seguramente van a tratar de convertir en realidad. El MinTIC tiene todo un proyecto para motivar esto, pero si se van a encontrar con barreras que solo generan problemas para que puedan funcionar libremente, la innovación en Colombia se va a ver trabada y nunca va a andar al ritmo al que debería ser.
Apertura con control
No estoy sugiriendo que se les abran las puertas sin normas que las controlen. No. Hay dos alternativas para cuando surge una aplicación que compita con un servicio tradicional. La primera, que no es la recomendable, es cerrarle la puerta en las narices, como se está haciendo con Uber. La otra es sentarse a diseñar unas normas flexibles que permitan que funcione bien en beneficio de la competencia, de los ciudadanos y del Estado.
Por favor, señores reguladores, actualicen su chip cerebral a la versión 2.0, que les permita entender todo lo que está pasando digitalmente y sus beneficios.
Publicado con autorización de El Tiempo.Imágenes: Petrovich9 (iStock).