Santiago Páez Giraldo
@santiagopaezg
Recuerdo cuando Bruce Mac Master, Presidente de la ANDI, invitó a Paul MacMillan a presentar su libro publicado por el Harvard Business Review que tituló ‘The Solution Revolution’ (‘La revolución de las soluciones’). De la charla, lo que más me quedó fue su reflexión sobre cómo la sociedad tiene una demanda que no se cubre desde la oferta de los gobiernos y empresas, y que genera una brecha social y de mercado. Según su postura, la única forma de cambiar esta condición es a partir de las soluciones generadas por emprendedores, en muchos casos sociales, apalancados en empresas y gobiernos.
Solo podría validar dicha hipótesis en un contexto como el actual. El tiempo de cuarentena me ha tenido en una inevitable introspección: una montaña rusa intelectual, emocional y espiritual que deja en mí no pocos cuestionamientos. Hay días más duros que otros. Pero me he dado cuenta de que el impulso de energía llega gracias los emprendedores creativos y líderes que aportan soluciones y emociones a un mundo que tanto lo requiere. Celebré con gran simbolismo el día de la creatividad y la innovación el pasado 21 de abril. Nunca había tenido tanta vigencia. Los puntos se unen hacia atrás, diría Jobs.
La empresa privada fondeando estas soluciones y el gobierno impulsando la innovación pública son dos vehículos que contribuyen a sortear esta situación. Una que nos invita a proteger la vida y a proteger el empleo desde la solidaridad. Desde el mismo principio recibimos con alegría los avances y soluciones que plantean los emprendedores para enfrentar a este enemigo común, y con tristeza las noticias de quienes buscan beneficiarse de esta situación por medio de la corrupción o el miedo.
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Quienes desde la creatividad le dan una nueva cara a dicha situación son mis héroes. En la Escuela de Robótica del Chocó se están produciendo máscaras que serán donadas para proteger al personal médico; marcas independientes del sector textil se reinventan para ofrecer productos que se acondicionen a las necesidades de personas y especialmente del sector salud; los emprendedores digitales están volcados a crear canales de comunicación, distribución o venta alineados con un nuevo estilo de vida; y los casos podrían seguir enumerándose.
He procurado contribuir con el desarrollo de emprendedores de todo el país a través de Grovity, una plataforma que logró reunir a mentores de Colombia, México, República Dominicana, Guatemala y Estados Unidos quienes donamos más de 170 horas de acompañamiento. También como ponente del Ventílate, un festival digital que busca contagiar buena vibra y recaudar fondos que serán entregados para el desarrollo de ventiladores open source.
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Finalmente, como emprendedor en Casa Santamaría intento liderar desde adelante, reinventando el modelo de negocio para mantener la cadena de valor que está integrada por más de cuarenta y cinco proveedores, cinco colaboradores directos, quince aliados estratégicos y dieciséis clientes con quienes interactuamos día a día; entendiendo que detrás de todos ellos hay personas y que el canal es ‘H-H’, de humano a humano.
Es quizás el mejor momento para repensarnos, redefinir nuestras prioridades, exaltar nuestros valores personales y empresariales así como de profundizar nuestra empatía; es momento de la Revolución de las Soluciones.
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