De todos los pronósticos que se realizaron sobre los posibles lanzamientos de Apple en el evento del pasado 12 de septiembre, el que más tristeza me dio de que no se concretara fue el lanzamiento de un nuevo modelo de Mac Mini.
Claro, a cada uno lo ataca la nostalgia por donde más lo afecta. En mi caso, soy propietario de un Mac Mini desde finales del año 2013. Y cinco años más tarde le sigo sacando todo el jugo posible.
Hace un poco más de un año le dupliqué la memoria (pasé de 4 a 8 GB) y le puse un disco SSD, ese sí más pequeño que el original (bajé de 480 a 240 GB)… cosas de la economía. Pero el sistema se inicia en segundos. De resto, el mismo procesador aguanta sin colgarse en aplicaciones de producción musical y de diseño gráfico –no la suite de Adobe, pero sí programas que consumen recursos importantes–.
He pensado volver a duplicarle la memoria, porque debo reconocer que el software que uso es cada vez más exigente. Pero cuando pregunto por módulos DDR3 a 1.600 MHz me miran raro, como si fuera tecnología de hace 5 años… Así que la otra opción siempre ha sido esperar a que Apple anuncie un nuevo modelo de Mac Mini.
Pero eso no ocurre desde el año 2014. No ocurrió este 12 de septiembre, cuando se esperaba que sucediera. Por eso espero que los rumores que publican los medios con respecto a otro gran evento de Apple –en el que sí se anunciaría una nueva generación de Mac Mini– antes de que termine el año sean ciertos.
Entonces habrá que ver si el bolsillo aguanta, porque si los productos de Apple tenían fama de caros antes, ahora sacaron el doble de ventaja. Un amigo fanático de Mac siempre ha defendido esta situación basado en el ahorro que se logra en el costo total de propiedad (todo lo que cuesta mantener el equipo, aparte del precio de compra). Y sí, puede que tenga razón. Pero de todos modos hacerse a un Mac hoy día es supremamente costoso.
¿Y por qué me gusta tanto el Mac Mini?
Pero dejando los globos y cuentas alegres a un lado, debo decir que mi Mac Mini es uno de los mejores computadores que he tenido. Es una cajita que puedo conectar igual a un monitor de 20 pulgadas que a un televisor de 60, a través de conexiones HDMI o Thunderbolt. Cuando lo he necesitado, he conectado los dos.
Tengo un teclado Apple que conecto por USB, al que tengo pegado un ratón HP por el mismo tipo de puerto. Se comunica sin problemas con mi impresora Epson Wi-Fi. Tampoco los tiene con mi equipo casero de producción de música.
No tengo muchos líos para encontrarle un sitio en el espacio pequeño en el que habito, al que el placer que da la variedad me obliga a darle la vuelta por ahí cada dos meses.
Lo actualizo a la versión más reciente del sistema operativo cada vez que se anuncia una nueva y hasta ahora no me ha pasado que algo deje de funcionar o que ‘se cuelgue’. Y seguramente haré lo mismo cuando llegue Mojave.
Me ha dado un par de sustos, sí… creo que no existe un computador que no falle en algún momento. Pero un par de sustos –incluso al año– en el transcurso de un lustro no me preocupan. Porque nunca han pasado del susto.
Así que voy a cruzar los dedos para que los anuncios de Apple en octubre sean una realidad. Porque los nuevos modelos de iPhone… sí, muy bonitos y todo; un poco caros… Pero lo que yo quiero es un reemplazo para mi Mac Mini, aunque todavía funciona perfectamente.
Imágenes: Apple