Es importante, primero, definir qué es ciberguerra. Es cuando un país ataca a otro con herramientas digitales para causar una disrupción en sus sistemas de cómputo con el propósito de causar destrucciones, muertes o daños de grandes proporciones. Esto solo incluye cuando los ataques digitales provienen de una nación y no de ‘hackers’ de un país que buscan hacer daño para beneficio propio.
No quiere decir que las guerras armadas vayan a desaparecer. No. Lo que va a pasar es que los ataques digitales van a ser otra arma contundente que podría hacer que las defensas del país atacado se debiliten mucho. Basta imaginarse un ataque de ‘hackers’ que tumben la red bancaria o los sistemas de energía eléctrica, de acueducto, o el financiero, o los de transporte, como TransMilenio o Transcaribe. Esto causaría casi el mismo daño que un ataque de misiles contra un objetivo determinado.
Este tipo de ataques aún no están regidos por ninguna ley, aunque un grupo internacional de abogados basados en Estonia ha estado trabajando en un manual que explique cómo se pueden aplicar las leyes internacionales a la ciberguerra. Se llama el ‘Manual de Tallin’ y lo está apoyando el Centro de Excelencia de Ciberdefensa Cooperativa, afiliado a la Otán (CCDCOE).
No se pueden confundir con ciberguerra los ataques digitales para difundir información falsa como las ‘fake news’, que supuestamente usó Rusia para apoyar a Trump en las elecciones a la presidencia del país del norte, o los robos de los correos del comité del Partido Demócrata por Rusia, según inteligencia de Estados Unidos. Este último es un ataque de ciberespionaje cuyo propósito es robar información confidencial de empresas públicas o del Estado para usarla en beneficio de terceros.
Muchas naciones se están preparando para la ciberguerra mediante un grupo de ‘hackers’ que simula hacer ataques digitales y otro que trata de defenderse. Obviamente, esos ataques están controlados, pero sirven como entrenamiento y para conocer mucho más sobre el tema y alzar más las barreras de ciberdefensa del país.
Con el internet de las cosas, televisores, cámaras de vigilancia, neveras, hornos y muchos más aparatos conectados a internet, los objetivos de un ciberataque de un Estado a otro se amplían, y así se pueden meter a las casas de sus habitantes. Esto no ha sucedido, pero más vale prevenir que curar. Colombia debe anticiparse a cualquiera de estos eventos.
Publicado con autorización de El Tiempo.
Imagen: TheDigitalArtist (vía Pixabay)