Las ciudades inteligentes son aquellas que utilizan la tecnología para promover un desarrollo eficiente y sostenible que contribuya a mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Aunque Latinoamérica ha dado pasos importantes para alcanzar este objetivo, aún existen desafíos que son primordiales para el desarrollo de las ciudades y que se deben apalancar en la tecnología para optimizar su eficiencia. Uno de ellos es la movilidad.
De acuerdo con un estudio realizado por el BID, se encontró que, aunque las distancias de traslado en América Latina y el Caribe sean más cortas que las de quienes se desplazan en economías más avanzadas, los tiempos que se tarda en recorrerlas siguen siendo mayores.
Desafortunadamente, Bogotá se destaca en este estudio por ocupar el primer lugar en la lista de las ciudades más congestionadas en Latinoamérica. En promedio, sus conductores pasan 272 horas al año en el tráfico, lo que se traduce en pérdida de productividad y deterioro de la calidad de vida de sus habitantes. Estas cifras son un desafío para una ciudad que está buscando reactivar su economía mientras mantiene medidas de bioseguridad para evitar un rebrote.
Esta es una realidad que viene aquejando hace muchos años a quienes viven en la capital colombiana y que no se ha logrado mitigar con las diferentes medidas implementadas. Si bien parece una labor titánica, existen diferentes formas para lograrlo.
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Por ejemplo, para conseguir mayor eficiencia de la movilidad es necesario, hacer alianzas público-privadas que beneficien a los ciudadanos; implementar tecnología e innovación de plataformas de movilidad y mayor alcance y cobertura del Estado. La tecnología es uno de los principales motores para construir un sistema de movilidad más seguro, accesible y fiable para las ciudades y los usuarios.
Con tecnología de inteligencia artificial y Machine Learning se pueden analizar los patrones de movilidad en tiempo real y responder adaptando más de 200 semáforos y pantallas de tráfico al flujo vehicular. Con esto se lograría optimizar el tráfico, reduciendo su congestión entre 10 y 20 %. Este tipo de tecnologías son necesarias para ciudades como Bogotá para estar a la vanguardia de las necesidades en este ámbito.
De igual manera, la pandemia confirmó la necesidad de invertir en sostenibilidad ambiental. En la movilidad, los vehículos eléctricos son una alternativa eficiente que se va abriendo paso en las grandes ciudades. Según el informe del BID, si por lo menos el 30 % de los autos y flotas de autobuses fueran eléctricos, el PIB regional en América Latina sería un 1,2% más elevado en tan solo 10 años.
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Actualmente, estos servicios se encuentran en ciudades como Sao Paulo en Brasil, donde las autoridades locales cooperan con sistemas integrados de información para mejorar el tránsito en las principales vías de la ciudad.
Esto demuestra que la tecnología es un actor clave, no solo para integrar sistemas de transporte inteligentes, sino también para comprender los problemas de movilidad urbana y resolverlos. Con esta información, los planificadores y gestores urbanos pueden tomar decisiones basadas en datos constantemente actualizados, reducir el costo del tiempo perdido y mejorar los desplazamientos en las ciudades.
En esa dirección debemos avanzar, en nuestro país y en la región: hacia ciudades inteligentes, con menores tiempos en los desplazamientos, mayor productividad, más progreso y, sobre todo, bienestar para los ciudadanos. En la tecnología está la respuesta y depende de todos los actores, gobiernos nacionales y locales, empresa privada y organizaciones civiles- trabajar articuladamente para conseguirlo.
Imagen: Vectorpouch (Vía Freepik).