El reciente escándalo de WikiLeaks se ha robado la atención de los medios por sus posible consecuencias diplomáticas y por la ciberguerra que desató. Ahora algunos de los miembros más importantes del sitio web se están yendo para formar una alternativa a WikiLeaks llamada OpenLeaks, la cual esperan sea diferente en varias cosas.
Uno de los aspectos más controversiales de WikiLeaks es la agenda política que mantiene el sitio web. ¿Se trata de una cruzada por la libertad de la información o de un mecanismo para sabotear la diplomacia, en particular la estadounidense?
Este debate que hoy es tan público también sucedió en las entrañas de WikiLeaks. Antes de la filtración de los documentos de Afganistán de julio, hubo una fuerte discusión interna sobre si era mejor quitar o dejar los nombres de las fuentes de la Otan que aparecían. Julian Assange, fundador de WikiLeaks, quería dejarlos, pero otros querían proteger a esas personas. Al final, Julian se impuso.
Birgitta Jonsdottir, miembro del parlamento islandés y uno de los voluntarios del núcleo de WikiLeaks, le dijo a ‘The New York Times’ (inglés) que “estuvimos muy, muy molestos por eso y con el modo en que se comportó él después”, dijo en referencia a Assange.
Otro problema, según le dijeron fuentes internas de OpenLeaks a DN.se (inglés), fue que Assange empezó a nombrar a la organización en sus defensas contra las acusaciones que lo tienen por estos días tras las rejas.
Este tipo de enfrentamientos internos serían solo parte de la razón detrás del nacimiento de OpenLeaks, un sitio web que se dedicará a lo mismo que WikiLeaks. Según Daniel Domscheit-Berg, fundador de OpenLeaks y quien era el segundo al mando en WikiLeaks, habrá una filosofía de publicación diferente.
“En los últimos meses, WikiLeaks no ha sido abierta, ha perdido su promesa de código abierto”, dijo Domscheit-Berg, quien previamente estuvo relacionado con el grupo alemán de piratas informáticos Chaos Computer Club.
En septiembre, Wired publicó (inglés) apartes de un chat entre Assange y Domscheit-Berg, en el cual es evidente que se tienen poco cariño y que sus diferencias son irreconciliables. Pocos días después de la agitada conversación, en la cual Domscheit-Berg acusa a Assange de portarse como un “emperador o mercader de esclavos”, el primero renunció a WikiLeaks y comenzó a idearse una manera de hacer lo mismo pero de una manera distinta y, por supuesto, sin Assange.
Así nació la idea de un sitio web que sirva pura y únicamente como mensajero, no como una casa editorial de filtraciones. A diferencia de WikiLeaks, quienes usen OpenLeaks podrán elegir cómo, a quién y qué información se entrega. OpenLeaks no elegirá, por ejemplo, cuáles diarios publican los documentos ni cuáles nombres son borrados o tachados.
El sitio oficial ya está al aire, aunque sólo sale el logo de la organización y un texto que promete que próximamente llegará OpenLeaks. Se espera que para principios de 2011 entre en operación y poco después comiencen las filtraciones.
Sólo entonces quedará claro si OpenLeaks logrará diferenciarse de WikiLeaks.
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