La policía secreta británica (el GHCQ del que ya hemos hablado varias veces) ordenó al diario The Guardian destruir físicamente –sí, con taladros, lijas y toda la cosa– los computadores donde estaban almacenados los documentos filtrados por Edward Snowden sobre la NSA. Pero tranquilos, que fue un ejercicio inútil y los papeles están a salvo.
¿Por qué la policía británica puede pedirle a un diario que destruya información? ¿Acaso el Reino Unido no es un país libre? Resulta que en ese país no existe algo así como la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, o el Artículo 21 de la Constitución de Colombia. Ambas regulaciones prohíben la censura y garantizan que nadie puede meterse con lo que publique un medio de comunicación antes de que sea publicado.
En el Reino Unido, en cambio, el gobierno puede obligar al diario a entregar el material basado en el argumento de que se trata de documentos robados, o a suspender todo su cubrimiento de temas de seguridad nacional. Primero intentaron hablar con el editor del diario, Alan Rusbridger, pero no cedió.
Intentaron convencerlo por las buenas, y luego quisieron asustarlo frente a la posibilidad de que China o Rusia espiaran el sótano donde estaban los computadores. Aunque no eran equipos del periódico ni estaban conectados a ninguna red, los agentes hablaron de otras técnicas más rocambolescas, como esta que relata el Guardian: “Si hubiera un vaso plástico en el cuarto, […] agentes extranjeros podrían entrenar un láser para que detectara las vibraciones de lo que se decía“.
Fue cuestión de tiempo para que las acciones legales fueran inminentes. “Ustedes ya se divirtieron, ahora queremos la cosa de vuelta“, fue la amenaza de los agentes, según dice el diario. Lo más importante para Rusbridger era evitar que el material quedara en manos de las autoridades, y eventualmente fuera usado en el posible juicio en contra del informante en Estados Unidos.
“No creo que tengamos la autorización de Snowden para entregar el material, y no quería ayudarles a las autoridades británicas a saber lo que nos había entregado“, dijo Rusbridger.
La solución fue, entonces, destruir el material. Pero tranquilos: hay copias en Estados Unidos y en Brasil, y hoy la distancia geográfica no es un problema para explorar los documentos de forma colaborativa. De hecho, Glen Greenwald, el primer receptor de las filtraciones, vive en el país suramericano. Rusbridger dice que el gobierno británico era consciente de eso.
Así que el resultado de todo esto fue el “ejercicio simbólico” –como lo llama el diario– de destruir los computadores. Primero con motosierra y luego con un ‘degausser’, un aparato que destruye campos magnéticos y destruye datos.
Todo esto ocurrió en julio del año pasado. Lo único que pasó este viernes es que se conoció el video. Aquí lo tienen.