Internet con peajes y reductores de velocidad

Javier Méndez
Editor de Tecnología

En las autopistas del mundo real una motocicleta paga peajes más bajos que un auto, y un camión -el que más deteriora las vías- tiene una tarifa más alta que los otros dos vehículos. Los camiones, además, son obligados a parquearse durante varias horas en algunos días festivos para facilitar la circulación de los demás. A menos que usted maneje una tractomula, el sistema seguramente le parece justo. Entonces, ¿Internet debería funcionar de forma similar?

Esa pregunta se viene planteando en otros países -y en algún momento el debate se dará en Colombia- a medida que la Red se congestiona por el auge de contenido muy ‘pesado’, como las películas de cine que se bajan de Internet o los videos que se reproducen en línea en sitios como YouTube.

El tema está especialmente candente en Estados Unidos porque a finales del año pasado los medios revelaron que Comcast, el mayor operador de Internet por cable de ese país, estaba bloqueando un servicio que sobrecarga las avenidas de Internet: BitTorrent, que se usa principalmente para descargar música y películas piratas.

Ante la presión de grupos defensores de los derechos de los usuarios, Comcast cambió de estrategia a comienzos del 2008: en lugar de bloquear el acceso a BitTorrent, empezó a reducir la velocidad de las conexiones de los usuarios que más tráfico mueven en la Red (o sea, los de BitTorrent) durante las horas pico.

Este mes la Comisión Federal de Comunicaciones de E.U. (FCC) dio su concepto sobre el tema del bloqueo a BitTorrent y determinó que Comcast estaba violando los derechos de sus clientes. La FCC dijo que los operadores de Internet no pueden restringir ninguna aplicación de la Red; sin embargo, no sancionó a la compañía.

En respuesta, Comcast anunció el 21 de agosto que probará nuevos métodos de administración del tráfico; uno de ello es reducir la velocidad de los usuarios más glotones, pero solo durante máximo 20 minutos en las horas pico. El conflicto, entonces, sigue al rojo vivo, los operadores seguirán buscando rendijas legales y el desenlace de la pelea dará una buena idea de cuál podría ser el futuro de Internet.

¿Unos datos son mejores que otros?

Los dos bandos tienen argumentos de peso. Comcast dice que solo 0,5 por ciento de sus clientes devoran el 50 por ciento de la capacidad de su red. Otro operador, Time Warner Cable, tiene un dato similar: 5 por ciento de sus navegantes acaparan el 50 por ciento (esa compañía dio el ejemplo de una persona que bajó 1.500 películas de alta definición en un mes).

Comcast dice que reducir en ciertos horarios la capacidad de los usuarios que más congestionan beneficia al 99,5 por ciento de los clientes, pues así se les puede garantizar una velocidad constante. Time Warner Cable, en cambio, planea un enfoque distinto: cobrar más a los que más consumen, tal como funcionan la telefonía fija y celular.

Los del otro bando, por su parte, alegan que se está violando el principio de ‘neutralidad en la Red’, que dice que todos los datos que circulan por Internet se deben tratar igual, sin importar de qué servicios provengan (no dudo que los videos que transmite una universidad en línea deberían tener prioridad sobre algunas de las pendejadas que se ven en YouTube, pero de eso se trata el concepto).

Opinan, además, que en vez de limitar la capacidad, los operadores deberían mejorar su infraestructura para aumentarla; a eso los operadores responden que se requieren inversiones billonarias, que se tendrían que trasladar luego a las tarifas de los clientes.

Para el noventa y pico por ciento de las personas que usan la Red de forma moderada -para buscar información, revisar correo, enviar archivos y ver uno que otro video de vez en cuando- la idea quizá no sea descabellada.

La inquietud es qué sucederá si los usuarios y los entes reguladores empiezan a ceder en terrenos que ya se colonizaron, como el acceso ilimitado por una tarifa fija y el derecho a usar Internet para lo que cada uno quiera, por más inoficioso que sea.

De otro lado, opciones como un sistema de tarifas variable convertirían un medio que ya es vital para la educación, las comunicaciones y en general para el desarrollo de un país en un lugar elitista, donde solo quien pueda pagar mayores precios obtiene acceso a todos los servicios.

 

]]>

Archivos