El reciente anuncio de la NASA sobre la eliminación de la Oficina del Científico Jefe y el despido de 22 empleados ha generado preocupación en la comunidad científica. La medida, ejecutada bajo una orden del presidente Donald Trump, se enmarca en una estrategia más amplia de reducción de personal en agencias gubernamentales. Estos recortes afectan principalmente a áreas de investigación climática, un tema que ha sido objeto de controversia en la actual administración.
Entre los despedidos se encuentra Katherine Calvin, reconocida climatóloga que lideraba la Oficina del Científico Jefe. Su trabajo fue clave en la elaboración de informes sobre el cambio climático para Naciones Unidas. La eliminación de su puesto y de la oficina que dirigía supone un golpe para la investigación climática dentro de la NASA, que hasta ahora se mantenía como uno de los principales actores en el monitoreo del clima global.
Según la portavoz de la NASA, Cheryl Warner, la reducción de personal busca optimizar recursos y se enmarca dentro de un proceso de ajuste en la fuerza laboral. Además, se ha informado que algunos empleados podrán acogerse a un programa de jubilación anticipada. No obstante, la decisión también responde a una directriz gubernamental que ha priorizado la disminución de la burocracia en varias agencias.
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Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump ha reiterado su escepticismo sobre el cambio climático y ha revertido regulaciones ambientales impulsadas por administraciones anteriores. En esta línea, su gobierno ya ha reducido el personal de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), así como de otras instituciones dedicadas al estudio del clima. La salida de Calvin y su equipo refuerza la percepción de un debilitamiento de la ciencia climática en Estados Unidos.
La NASA desempeña un papel fundamental en la investigación del cambio climático mediante la operación de satélites que monitorean la Tierra y la generación de modelos climáticos abiertos a la comunidad científica. Con los recientes recortes, surgen dudas sobre el futuro de estos programas y la continuidad de los esfuerzos de la agencia en esta materia.
Además de la Oficina del Científico Jefe, la NASA también cerrará la Oficina de Tecnología, Política y Estrategia, responsable de asesoramiento en innovación, y la unidad de Diversidad, Equidad, Inclusión y Accesibilidad (DEIA). Este último cierre ha suscitado críticas por parte de sectores que consideran que se trata de un retroceso en las políticas de inclusión dentro de la agencia espacial.
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La eliminación de estas oficinas es parte de una reestructuración más amplia del gobierno federal, que busca reducir el gasto y reorganizar prioridades. Sin embargo, expertos advierten que la disminución de personal y el cierre de programas clave pueden afectar la capacidad de Estados Unidos para mantenerse como líder en investigación y desarrollo científico.
A pesar de los recortes, la NASA aseguró que continuará con sus misiones principales y que se adaptará a la nueva estructura. No obstante, la incertidumbre persiste en la comunidad científica, que teme que estas decisiones debiliten el papel del país en la lucha contra el cambio climático y el avance de la exploración espacial.
Imagen: Archivo ENTER.CO