Así como todo esto es cierto, también lo es que el ciberespacio ha sido un catalizador para que las personas pierdan su privacidad o sencillamente para que esto suceda sin que siquiera se den cuenta.
Saber las 24 horas del día dónde se encuentra una persona y qué está haciendo, vía Twitter o Facebook, este último con el agregado de ver eso visualmente en una foto, rompe todas las barreras que protegían la privacidad antes del surgimiento de Internet. La privacidad ha sido tan violada que hasta los trapos sucios de las familias muchas veces se sacan al aire en una red social y no en privado.
Muchos sitios de redes sociales han fortalecido sus herramientas y políticas para que la información de los usuarios que navegan en ellas esté protegida. Pero muchos usuarios no las conocen y mucho menos las usan, poniendo al aire información confidencial de ellos y de otras personas, que inadvertidamente aparecen en las fotos que publican en una red social. Lo anterior es evidente, pero no lo es tanto cuando la información queda en el motor de búsquedas de Google. Cada búsqueda que un cibernavegante realiza queda almacenada en sus servidores y los expertos en el tema de privacidad afirman que el que tiene esta información puede perfilar perfectamente al que las hizo. En un programa sobre este tema emitido la semana pasada por MSNBC se constató cómo luego de analizar unas búsquedas pudieron llegar a la persona que las había hecho.
Hay que aclarar que Google vuelve anónima la información almacenada de las búsquedas a los 18 meses de haber sido efectuadas, pero aún así los analistas del tema dicen que esto tampoco evita el poder perfilar a un usuario.
Es importante que las leyes colombianas que protegen la privacidad de las personas evolucionen para estar acordes con estas nuevas amenazas tecnológicas. Es lo menos que se les puede pedir a las personas que las construyen y las actualizan.
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Qué pesar ver cómo la justicia colombiana, concretamente algunos de sus jueces, pueden terminar haciéndoles el juego a los enemigos de la democracia. Fallos como el que se acaba de emitir contra Plazas Vegas, por lo del Palacio de Justicia, empiezan a hacerlo, menoscabando la moral de nuestras Fuerzas Militares, que son quienes defienden las instituciones. ¡Qué paradoja!
Guillermo Santos Calderón
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