Una de las mayores preocupaciones que existen frente a la tecnología es el acelerado consumo que se tiene de ella. En muy poco tiempo estamos cambiando nuestros computadores, comprando un nuevo celular, perdiendo audífonos –que seguramente a algún sitio irán a parar–, y todo esto genera basura, tal y como sucede en casa: los desechos electrónicos.
La responsabilidad por la conservación del planeta y el manejo de estos desechos es compartida: las empresas de esta industria deben tener un sentido ecológico en lo que producen –tanto en los materiales de sus productos como en el consumo energético de los procesos, los desechos que genera la producción, etc.– y los consumidores deben pensar bien qué adquieren y qué deben hacer con lo que ya no les resulta útil.
Esta semana la organización ecologista Greenpeace publicó su ‘Guía de electrónicos verdes’, en la que situó a HP como el fabricante más ‘ecológico’, pero bajó la calificación general de toda la industria. ¿Merecemos los usuarios que también se nos baje la calificación, o estamos cumpliendo adecuadamente nuestro papel en la cadena de desechos electrónicos?
Algunas cifras muestran cómo los consumidores hacen su aporte a la contaminación del planeta. Por ejemplo, en Estados Unidos cada persona produce 4,6 libras de basura al día y 132 toneladas de residuos sólidos urbanos, mientras que en Argentina se producirán este año 120.000 toneladas de residuos electrónicos, lo que equivale a 3 kilos por cada habitante.
Con los usuarios, los gobiernos deben involucrarse para ayudar con iniciativas que les faciliten, por ejemplo, manejar los desechos electrónicos. En Colombia, la Asociación Nacional de Empresarios, Andi, junto con el Ministerio de Medio Ambiente y Vivienda, están impulsando el Sistema de Recolección Selectiva y Gestión Ambiental de Residuos de Computadores y Periféricos. En algunos otros países de la región existen iniciativas similares, con las que se dan los primeros pasos hacia una cultura del reciclaje y el manejo de estos residuos.
Este sistema tiene como objetivo recolectar de manera adecuada los desechos electrónicos y ver su posterior aprovechamiento, incentivar su entrega por parte de los usuarios y dar a conocer el sistema de recolección a través de los medios de comunicación.
Pero, ¿qué puede hacer cada persona? Muchos tienen la idea de ayudar, pero ni siquiera saben qué hacer con su antiguo computador. Si este tiene menos de cinco años, hay una oportunidad de donarlo, y los primeros candidatos pueden ser escuelas, organizaciones sin ánimo de lucro y familias que no tienen posibilidades de acceder a la tecnología. En Colombia, por ejemplo, el programa estatal Computadores para Educar recibe computadores de empresas y usuarios y los lleva a escuelas de todo el país. También hay sitios web como Desechos.net, que ayudan a buscarles un nuevo hogar a los viejos aparato.
Lo primero que se debe hacer para donarlo es verificar que todo esté completo, pues puede que no exista la posibilidad de acceder a lo que haga falta, así que si no se encuentra un cable o un componente, es mejor informarlo dentro de la donación.
Es evidente que todavía hay mucho por hacer, tanto por parte de las empresas como de los usuarios en una toma de conciencia conjunta. ¿Algunas ideas? ¿Qué debemos hacer los usuarios tecnológicos además de donar los computadores viejos? ¿Conocen alguna iniciativa ambiental que merezca ser replicada en Latinoamérica?