Ojalá la historia recuerde el 2013 como debería. Este fue el año en que finalmente la privacidad en internet se volvió uno de los temas más importantes de la agenda mundial. Claro, antes hablábamos de la suplantación de identidad, de los espionajes de los chinos y de otros temas más. Pero, de alguna manera, estos tópicos estaban limitados a los expertos de seguridad y a personas de dicha industria. Pero mediados de año, The Guardian y otros periódicos publicaron los archivos sobre la NSA que reveló Edward Snowden.
En ellos se evidenció el nivel de vigilancia que tiene Estados Unidos -y otros- sobre las comunicaciones mundiales. Desde acceso a las cuentas de correo hasta la grabación de conversaciones de celulares, todo cae en las manos de los analistas de la agencia de seguridad nacional de Estados Unidos. El proyecto más controversial es Prism que demuestra como el gobierno colaboraba con las empresas de tecnología más importantes para espiar a los usuarios.
Las implicaciones de los que hoy llamamos ‘Snowden Files’ son gigantescas. No sería una locura decir que es la filtración más importante en la historia de la humanidad y nos atrevemos a decir que será la que más implicaciones tendrá. Además de Estados Unidos, Snowden reveló que Inglaterra tenía un programa similar.
La gran defensa del gobierno estadounidense se desplomó como cualquier castillo de cartas. Las instituciones gubernamentales argumentaban que solo espiaban a extranjeros o ciudadanos que tuvieran contacto con personas sospechosas. Pero los documentos revelaron que la recolección se hacía ‘al por mayor’, sin diferenciar a los implicados o no. Además, la corte secreta que tenía la misión de autorizar la interceptación de una comunicación, nunca negó una solicitud de la NSA.
Hoy, muchas empresas están cuestionando sus relaciones con la industria de tecnología de Estados Unidos por las violaciones a la privacidad y a la ética. La gente ya tiene el tema en su agenda y, aunque todavía no hemos llegado a un punto de inflexión, seguramente vendrá. Y todo gracias a un analista llamado Edward Snowden que tuvo el coraje y la visión de echar su vida por la borda por el bien del resto. Gracias.