Las apps y servicios de romance llevan bastante tiempo entre nosotros. No tenían muy buena fama, la verdad. Al menos, no en nuestro entorno. Conocer a alguien por internet causaba prevenciones, parecía un poco sospechoso. Para eso –decía la gente– están los amigos, los bares, la rumba.
Pero, este año, Tinder cambió todo eso. La aplicación, que fue creada en Los Angeles en 2012 y tiene cerca de 50 millones de usuarios –según The New York Times–, volvió ‘cool’ conseguir una cita en internet.
El secreto de su éxito está en que es fácil de configurar y muy divertida de usar. Se ‘pega’ a Facebook, y toma las fotos y el nombre del usuario. Esto, además, le permite saber a qué usuarios ya conoces, y no les va a mostrar que estás de cacería.
Pero lo mejor es la interfaz. Como quien escoge láminas para un álbum, los usuarios se eligen entre sí: un ‘swype’ a la derecha quiere decir que la persona te gusta, y un ‘swype’ a la izquierda quiere decir lo contrario. Solo tienes que ver una que otra foto para decidir. Si los dos se gustan hay un ‘match’, se abre una ventana de chat y, el resto, es cosa de los dos.
Esa sucesión de descargas de adrenalina ha hecho que la app –que está de forma oficial en iOS y Android, y a través de varias aplicaciones de terceros en Windows Phone– haya sido una de las aplicaciones móviles más importantes del año.
Imagen: RiveraNotario (vía Flickr)