Desde este lunes, 17 de agosto, entra en vigor completo el veto a Huawei en los Estados Unidos. Una afirmación que puede resultar algo confusa para aquellos que no entienden muy bien cómo han funcionado las restricciones que el gobierno de Donald Trump ha puesto al fabricante chino. Aunque desde el año pasado Huawei no ha incluido los servicios de Google en sus nuevos dispositivos (como el P40), el Departamento de Comercio en los Estados Unidos había otorgado licencias temporales a la compañía para mantener sus relaciones en el país. Lo que estos permisos permitían era a Huawei el mantener cierto nivel de contacto con compañías como Google. Aunque el propósito de estos periodos era preparar la transición para su salida del país, muchos también lo veían como una ventana para que Huawei (y sus usuarios) no se vieran afectados por el bloqueo comercial.
Pero estas concesiones terminan hoy. El Departamento de Comercio rechazó la solicitud de Huawei de extender una vez más su permiso (ya se habría prolongado dos veces).
¿Qué ocurre a partir de hoy con los usuarios de Huawei?
De manera sencilla, el veto hace que para compañías como Google sea ilegal compartir actualizaciones de software con Huawei. Es decir, que a partir de hoy los usuarios de estos equipos no recibirán más actualizaciones del sistema operativo de Google y, por supuesto, no podrán obtener Android 11, incluso en los dispositivos de gama alta.
Aquí hay una anotación importante y es que no todos los usuarios se verán afectados por este bloqueo. Aquellos que cuenten con equipos lanzados antes del 16 de mayo seguirán recibiendo actualizaciones de Google. Pero, la compañía no está autorizada u obligada a solucionar problemas con los parches mandados a estos dispositivos móviles.
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Por supuesto, es de esperar que en las semanas próximas, Huawei revele su estrategia para compensar la ausencia de actualizaciones para sus sistemas operativos. Hasta el momento el fabricante ha logrado sortear elementos como la ausencia de Google Play o de los servicios de Google, pero el veto en 100% de imposición representa problemas de seguridad para sus usuarios. Esto también se suma a otros problemas para el fabricante, como la restricción más reciente que le prohibió seguir trabajando con fabricantes de chipsets, lo que le quitó a la compañía la posibilidad de incluir procesadores Kirin en sus dispositivos.
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