Los teléfonos de ahora cuentan con inteligencia artificial, dos y tres lentes de cámara, baterías de hasta 6.000 mAh, pero ¿te has preguntado cómo era el primer smartphone? Para encontrar la respuesta hay que remontarse a 1994, cuando IBM lanzó el Simon Personal Communicator, el primer dispositivo en combinar funciones de teléfono móvil y asistente digital personal (PDA).
El concepto de Simon nació en 1992, cuando IBM presentó un prototipo llamado “Angler” en la feria tecnológica COMDEX de Las Vegas. La idea era simple pero revolucionaria: un teléfono móvil que, además de hacer llamadas, permitiera gestionar contactos, enviar correos electrónicos y utilizar herramientas básicas como un calendario y una calculadora. El proyecto avanzó con el respaldo de Mitsubishi Electric, que se encargó de su fabricación, y dos años después, el Simon salió al mercado.
Este dispositivo tenía una pantalla táctil LCD monocromática de 4,7 pulgadas, bastante grande para la época. Funcionaba con un procesador Vadem de 16 MHz, acompañado de 1 MB de RAM y el sistema operativo ROM-DOS. Su interfaz, aunque rudimentaria en comparación con los estándares actuales, permitía a los usuarios interactuar con el teléfono a través de un lápiz óptico, una característica que posteriormente popularizaron dispositivos como la Palm Pilot y el Samsung Galaxy Note.
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Las funciones del primer smartphone, el IBM Simon iban mucho más allá de un simple teléfono. Permitía enviar y recibir faxes, correos electrónicos y páginas de texto. También incluía una libreta de direcciones, calendario, calculadora y bloc de notas, lo que lo convertía en una herramienta versátil para profesionales y personas que necesitaban gestionar información sobre la marcha. Además, contaba con ranuras para tarjetas PCMCIA, que permitían expandir sus capacidades, algo que hoy podríamos comparar con la posibilidad de añadir tarjetas de memoria o accesorios a nuestros smartphones.
El lanzamiento oficial del IBM Simon se produjo el 16 de agosto de 1994, distribuido por BellSouth Cellular. Su precio inicial era de 899 dólares con un contrato de servicio de dos años, o 1.099 dólares sin contrato. A pesar de su carácter innovador, el dispositivo solo estuvo disponible durante seis meses y se vendieron aproximadamente 50.000 unidades. Para los estándares actuales, esto podría parecer un fracaso comercial, pero en su momento demostró que la idea de un teléfono inteligente era viable y abrió la puerta a futuras novedades.
Uno de los mayores desafíos del Simon era su batería, que solo duraba alrededor de una hora en uso continuo. En una época donde la movilidad ya empezaba a ser crucial, esta limitación dificultó su adopción masiva. Además, su tamaño y peso (cercano a los 500 gramos) lo hacían poco práctico para transportarlo cómodamente en el bolsillo. Sin embargo, estos aspectos no opacaban su importancia como pionero en la industria de los smartphones.
Hoy en día, el IBM Simon es considerado una pieza de colección y un símbolo del inicio de la revolución móvil. Aunque su existencia fue efímera, sentó las bases de lo que hoy damos por hecho en nuestros teléfonos: pantallas táctiles, aplicaciones de productividad, conexión a internet y la integración de múltiples funciones en un solo dispositivo. La visión de IBM del primer smartphone que fuera más que solo un teléfono marcó el comienzo de una era que, con cada nuevo avance tecnológico, sigue transformando la manera en que nos comunicamos y organizamos nuestra vida diaria.
Imágenes: IBM
