Las mamás no están equivocadas. La mayoría de aparatos electrónicos hoy parecen estar hechos para no durar. la obsolescencia programada, básicamente significa el fabricar productos no pensando en que duren, sino en que tengan que ser actualizados o que sus partes sean remplazadas. En años recientes una extensión de este problema se ha visto reflejado en el software. Los celulares, por ejemplo, vienen con un sistema operativo que en cuestión uno o dos años deja de ser actualizado, de manera que muchas de las nuevas funciones no son compatibles.
Pues la Unión Europea, que está siendo particularmente crítica con las empresas de tecnología, anunció esta semana nuevos planes para reducir este problema. ¿Cuál es su propuesta? De manera sencilla: que todos los fabricantes que ofrezcan dispositivos en su territorio prometan actualizaciones de software de tres años como mínimo y al menos cinco años de parches de seguridad.
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Esto es importante porque hoy se pueden contar con una sola mano los fabricantes que ofrecen actualizaciones para los equipos con ventanas grandes. Apple es de los que lidera la lista, mientras que Samsung o Nokia también ofrecen al menos uno dos años. Sin embargo, esto también es limitado para las gamas altas, lo que para mercados como Latinoamérica es una mala noticia donde la mayoría de dispositivos pertenecen a la gama media o baja.
Esto no es todo lo que busca ley propuesta por la Unión Europea. Parte del acuerdo también estaría en que estas actualizaciones sean implementadas en los dispositivos con dos meses de su salida. En estos momentos las ventanas de actualización son mucho más extensas, usualmente con los equipos más viejos recibiendo el nuevo software con hasta un año de retraso, nuevamente dependiendo del fabricante.
No hay nada confirmado y considerando los costos y trabajo adicional que requeriría de los fabricantes es posible que haya bastante resistencia o que las ventanas de actualizaciones finales sean mucho más amplias que las propuestas. Si los entes consiguen imponer estas normas en Europa comenzarían a ver los cambios hasta 2024, con muy pocas posibilidades de replicar normas similares en nuestra región.
Imágenes: Nokia