¿Perdió Samsung la gran oportunidad de sacar el Note edge?

Hoy Samsung le mostró al mundo sus dos más recientes teléfonos inteligentes: el Samsung Galaxy Note 5 y el Samsung Galaxy S6 edge+. El primero hereda el legado del Note y el segundo equipo busca capitalizar el éxito que ha tenido la versión Edge del buque insignia de Samsung.

Este tercer trimestre de 2015 es fundamental para la división móvil del conglomerado surcoreano. Después de reducir sus utilidades por siete trimestres seguidos, Samsung tiene la obligación de poner en el mercado dos equipos que le den el giro al gigantesco barco. La división de móviles de Samsung está bajo presión y aunque los nuevos miembros de la línea Galaxy S han sido muy recibidos por la crítica, la empresa ha tenido problemas de producción y las ventas no han podido frenar la caída.

Samsung, aunque sigue siendo el líder en unidades vendidas, está en una posición incómoda, con la obligación de defender su frente y su espalda. Por un lado, con el lanzamiento del iPhone 6 y el iPhone 6 Plus, la gama alta está en manos de la compañía americana y por el otro, los fabricantes chinos la están atacando por precio.

Dejando la discusión de la baja gama para otro día, hoy, Samsung necesita atacar directamente los problemas que está teniendo en la alta gama. Con el Note 5 y el edge+, la coreana necesita atraer a nuevos clientes y darles incentivos a viejos usuarios para que repongan sus teléfonos.

Sin embargo, no estoy seguro que la fórmula sea sacar dos equipos muy similares. En términos de especificaciones, el Note y el edge+ son muy parecidos. El hardware por dentro es idéntico, el tamaño de la pantalla es casi igual, solo que el Note se diferencia por su stylus y el edge+ por la curvatura de la pantalla.

¿No hubiera sido mejor lanzar un teórico Note Edge 5? Este teléfono hubiera combinado el S-Pen, uno de los grandes aciertos de Samsung, con la pantalla curva del Edge, otro ‘vuelacercas’ de la coreana. Hay una razón lógica que explica por qué este teléfono no existe: el costo. Según Wired, Samsung dijo que podrían hacer ese celular, pero costaría unos 1.000 dólares.

Es una excelente razón para no hacerlo, pero no estoy seguro que sea una suficiente explicación para no apostar todo en un equipo que tiene el peso de una compañía encima. Samsung, teniendo toda la cadena integrada, tiene la posibilidad de asumir perdidas en algunos componentes –sobretodo que ahora usa sus propios SoC Exynos– para tener un precio relativamente competitivo.

Siendo justos, ya sabemos que hacer las pantallas curvas es costoso y difícil, pero sí se puede cuestionar cuanto más cuesta meterle el S-Pen al Galaxy S6 edge+.

Desde hace un tiempo los voceros de la compañía han dicho que quieren reducir el portafolio de smartphones, pero parece que el mercado los ha obligado a empujar hacia el otro lado. Con los dos equipos que presentaron hoy, se podría decir que Samsung ahora tiene cuatro celulares representativos: el Samsung Galaxy S6, Samsung Galaxy S6 edge, Samsung Galaxy S6 edge+ y Samsung Galaxy Note 5. Podría tener uno que fuera simplemente el mejor del mercado, superándose y superando a sus competidores.

En un mundo como el de Android, donde la fragmentación es una de sus características principales, es difícil entender como el líder aporta a ese caos. Antes de hoy, Samsung tenía la oportunidad de sacar el mejor equipo Android de la historia, integrando innovación, diseño y productividad. Y parece que la perdió.

Innovación con su pantalla curva, que agrega funciones y libera espacios para darle más protagonismo al contenido. Al ver un video, por ejemplo, los controles están en la parte lateral, lo que implica que nunca hay que cubrir el contenido para detener, adelantar o retroceder. Diseño con su construcción metálica, con vidrio en la parte delantera y trasera, un material que siempre me ha gustado por su tacto y elegancia. Y productividad con el S-Pen, que es una de las herramientas más queridas por miles de empresarios y ejecutivos que la usan a diario para tomar apuntes y trabajar.

Sin embargo, por alguna razón, Samsung decidió mantener las dos líneas separadas, destacando las cualidades únicas de cada dispositivo. De pronto –y me perdonan porque esto sí es pura especulación– era imposible bajar el costo del que voy a llamar Galaxy Note edge. De pronto los estudios de mercado decían que los usuarios no querían un stylus con una pantalla curva o es posible que simplemente, desde un punto de ingeniería, sea imposible.

Esta era la oportunidad de Samsung de salir de su situación actual, inflar el pecho y decir: ‘¿¡Se acuerdan quién soy yo y porque soy el líder!?’ Y lo podían hacer con un celular inimitable por alguien más, con una pantalla preciosa que abrazara el dispositivo, y una varita mágica que triplicaba las formas de interactuar con el dispositivo. Tenían la oportunidad de reinventar el mercado como lo hicieron con el primer Note.

Ahora, es posible que el edge+ y el Note 5 sean unos éxitos en ventas y este texto sea solo la página de un periódico de ayer. Pero si yo estuviera en las oficinas de Samsung en Corea, estaría pegado del techo esperando los anuncios de Apple a comienzos de septiembre.

Además, teniendo en cuenta los recortes en las divisiones de móviles de otras compañías, (Morotola sacó a 500 personas, HTC 2.250, Lenovo 3.200 y Microsoft a 7.800), Samsung necesita tener una buena segunda mitad de año para mantener su actual planta laboral. En este momento, según Cannacord, la coreana se lleva el 15% de las utilidades que deja el mercado de móviles (Apple tiene el 92% y los demás tienen pérdidas) . Con estos nuevos celulares, espera seguir recuperando mercado y manteniendo la posición de líder. Pero es posible que la oportunidad que dejó pasar la cueste mucho a Samsung.

Imagen: ENTER.CO.