Mayo terminó con un panorama incierto en el mundo de las startups. En Brasil, el unicornio de comercio electrónico, Olist, despidió a más de 60 empleados, a pesar de que a principios de año proyectaba contratar a más de 300 personas. Este ha sido uno de los casos de despidos masivos más recientes de ese país, luego de que en abril de este mismo año otras startups como Facily, QuintoAndar, y Loft anunciaran el recorte de hasta un en 30 % en puestos respectivamente.
Brasil no es el único lugar en donde hay dificultades. Otros países de la región como Argentina y México ya comienzan a sentir el paso de una ola de despidos que también se ha hecho presente en Europa y en EE.UU, en donde empresas como Netflix, PayPal y Carvana han pagado las consecuencias de una especie de estancamiento y de constantes caídas en las acciones tecnológicas. Incluso Elon Musk ha expresado su idea de recortar el 10 % de su personal en Tesla porque vaticina “un futuro oscuro para la economía”. ¿Qué es lo que sucede?
Las lecturas son varias. Hay CEOs que aseguran que el panorama está relacionado con el clima geopolítico y sanitario mundial, y otros que sostienen que este responde, además de eso, a que la forma de inyectar capital en nuevas ideas maduró.
¿Terminó la buena racha de inversiones en Latam?
Cualquiera que sea la situación, o incluso si ambas suceden en simultáneo, los recortes de presupuesto se están haciendo sentir. En el caso de Colombia, por ejemplo, en áreas dedicadas al marketing y a la publicidad.
Sin embargo, en el país aún no se han reportado despidos masivos y sistemáticos. O al menos no todavía. No obstante, las alertas están prendidas y hay quienes piensan que en un escenario en donde se reduzca el acceso de startups a capital de riesgo, los despidos serán inevitables. Así opinó en entrevista con Bloomber en Línea, Daniela Izquierdo, la cofundadora de la startup Foodology, quien aseguró también que, aunque esa es una posibilidad, actualmente los despidos no están contemplados.
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La lectura de Izquierdo coincide con otras fuentes del sector que explican que la postura cautelosa que están tomando las aceleradoras o rondas privadas, responde a un interés de los inversionistas de inyectar capital en proyectos que generen retornos más seguros y rápidos.
Para muchos se trata de una dosis de realidad en la que “en algún momento las empresas se enfrentarán a la realidad del costo del dinero” sin importar qué tan innovadoras sean, y en ese caso, la única solución será cumplir con plazos preestablecidos y ser tan eficientes que puedan sobrevivir a los tipos de interés del mercado y a fenómenos socioeconómicos como la inflación.
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