En 5G, la latencia es tan importante como la velocidad

Latencia
La velocidad no es lo único que importa.

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La velocidad no es lo único que importa.

¿Te ha pasado que estás viendo un partido de fútbol en vivo, y los vecinos gritan el gol justo cuando estás viendo al delantero entrar al área? Entonces ya sabes que la latencia puede ser un fastidio.

Dicho ‘en cristiano’, la latencia es el tiempo de diferencia entre el momento en el que ocurre algo y el momento en el que lo vemos en nuestro dispositivo; o entre el momento en el que hacemos algo y el momento en el que se ve reflejado en el servidor. Los ‘gamers’ multijugador saben bien lo molesta que puede llegar a ser, especialmente en situaciones en las que se requiere una reacción rápida y precisa, que serían casi todos los juegos.

Es una variable igual de importante que la velocidad –es decir, el volumen de datos por segundo que se pueden transmitir– para tener una conexión confiable. Si el ancho de banda es, digamos, la cantidad de agua que sale del grifo, la latencia es el tiempo que se demora el agua en aparecer. En 5G, la latencia es tan importante como la velocidad.

Dependiendo del uso, la latencia puede ser incluso más importante: hay ocasiones en las que lo importante no es enviar un gran volumen de datos, sino comunicarse muy rápidamente con otro punto de la red. Por ejemplo, como explica Huawei en un documento de divulgación, con las redes actuales –que tienen una latencia estándar de 50 milisegundos– “un carro autónomo que viaje a 100 kph se seguirá moviendo por 1,4 metros entre el momento en el que detecte una falla y el momento en el que aplique los frenos”. Si queremos tener una nube real, en la que el procesamiento se haga remotamente sin esta clase de riesgos, mejorar la latencia actual es imprescindible.

Una menor latencia haría posibles tareas que hoy no lo son

Y precisamente esa es la promesa de 5G. Las nuevas redes de telecomunicaciones deberán ser la columna vertebral de un mundo en el que todo estará conectado y cualquier proceso computacional podrá hacerse remotamente. La mayoría de esas conexiones serán de objetos y de cosas; y casi nunca requerirán de la transmisión de grandes volúmenes de datos. Una red instantánea es mucho más importante para esas tareas, y lograrla permitirá que internet pueda ser usado para nuevas aplicaciones.

Disminuir la latencia permitirá que se pueda controlar remotamente cualquier proceso en tiempo real. Se podrán realizar labores a distancia que requieren de mucha precisión y de ‘reflejos’ ultrarrápidos, como la operación de robots a escala microscópica, la conducción remota de vehículos como carros o drones o el monitoreo inmediato de máquinas de alta complejidad. En videojuegos, por fin se cumpliría ese sueño de todos los gamers: que la experiencia de juego en línea sea casi la misma a la que se tiene cuando el otro jugador está usando el mismo dispositivo.

El objetivo de Huawei es que en 5G la latencia promedio sea de un milisegundo, 50 veces menos que el valor actual de 4G. Esto, junto a velocidades que puedan llegar rutinariamente a 10 Gbps y la infraestructura necesaria para para que las conexiones a internet se multiplicarán por 10 y lleguen a los cientos de miles de millones, son los pilares fundamentales del desarrollo del próximo estándar de telecomunicaciones.

Imagen: agsandrew (vía Shutterstock)

José Luis Peñarredonda

José Luis Peñarredonda

Un día me preguntaron sobre mis intereses y no supe por dónde empezar. Decidí entonces ponerlos en orden y dibujé un diagrama de Venn para agruparlos a todos: Internet, cine, periodismo, literatura, narración, música, ciencia, fotografía, diseño, política, escritura, filosofía, creatividad... Me di cuenta de que en toda la mitad de ese diagrama, en el punto en el que todos estos círculos confluyen, está la tecnología. Eso me llevó a ENTER.CO. Estudié Periodismo y Filosofía en la U. del Rosario. PGP: http://bit.ly/1Us3JoT

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