Por Cristhian Amaya*
Hay un tema espinoso en electrónica, que durante décadas –y especialmente en los últimos años– ha atormentado a los fabricantes de tecnología móvil: las baterías.
La duración de las baterías es una tara en la edad de oro de la tecnología. En lugar de emplear los dispositivos en su pleno potencial, los usuarios terminan limitando sus posibilidades para no vulnerar el limitado tiempo de uso que ofrecen.
Y la realidad de fondo es que, a diferencia de los grandes avances en hardware (velocidad de procesamiento, memoria, resolución de pantalla, etc.) la batería ha quedado rezagada dentro de la línea de la evolución. De hecho, su fabricación ha cambiado relativamente poco en los últimos 50 años.
El Santo Grial de las baterias
Pero Yi Cui, profesor de la Universidad de Stanford, puede ser el hombre que encamine finalmente la revolución de las baterías. Según asegura en un artículo publicado en la revista Nature Nanotechnology, su equipo y él han conseguido desarrollar un ánodo de litio puro, el cual permitiría incrementar más de tres veces la duración de los equipos actuales, según reporta Forbes.
Las baterías de litio, que se encuentran integradas en casi todo el universo de sistemas portátiles contienen el elemento únicamente en el electrolito. Durante décadas se trató de incorporar este químico también en el ánodo para aumentar su capacidad, pero factores como la reactividad del ánodo evitaron un desarrollo efectivo.
“Todo se trata de estabilizar el litio” declaró Cui a Forbes. “Algunos lo llaman el santo grial. Es muy ligero y tiene la más alta densidad de energía”, asegura.
Pero su investigación tiene también un talón de Aquiles: al recargar la batería 150 veces su capacidad, se degrada considerablemente. Los científicos determinan este fenómeno con la llamada ‘eficiencia coulómbica’. Cui y su equipo han llegado a la sobresaliente eficiencia de 99%, pero para ser comercialmente viable deben alcanzar el 99,9%.
Es un margen muy estrecho, pero esa pequeña fracción de tan solo 0,9% es la que otorga un importante incremento en el número de ciclos de carga. Superar este obstáculo es clave para que Cui pueda impulsar la transformación que la electrónica ha esperado por años.
Cui reconoce que la solución no es inmediata, y deja en vilo a los usuarios móviles por más tiempo. Serán “tres años de intensa investigación y un prototipo comercial en 5 años” declaró a Forbes a mediados del 2014.
Solución a corto plazo
La respuesta actual de algunos fabricantes ha sido aumentar la capacidad (miliamperios por hora, mAh) de las baterías, con lo que aumentan las dimensiones de los dispositivos. El sacrificio del consumidor se refleja usualmente en la ergonomía, portabilidad y, en particular, en el tiempo de carga.
Pero una empresa establecida en Silicon Valley, llamada Qnovo, busca que los viajes a las tomas eléctricas sean mucho menos frecuentes. Este 2015, la empresa planea lanzar una solución de software y hardware que permita acelerar ampliamente el proceso de carga de las baterías, reduciendo el tiempo hasta en un 75%, según otra nota de Forbes.
A diferencia del profesor Yi Cui, Qnovo no busca cambiar la tecnología de fabricación de las baterías. En cambio dirige su atención en emplear más eficientemente lo que ya existe y se está utilizando actualmente. “Hay una limitación inherente de hardware, definida por los chipsets Qualcomm integrados en la mayoría de teléfonos, que restringe al software de tener ciclos de carga más rápidos. Casi el doble de lo actual” expresó el CEO de Qnovo, Nadim Maluf.
Para lograr su objetivo han desarrollado un chipset especial que aumenta los niveles de corriente necesarios, al tiempo que integran líneas de código dentro de los sistemas operativos Android, Windows Phone y iOS, las cuales permiten hacer un uso eficaz de su hardware.
Qnovo espera que su tecnología esté presente en muchos productos en 2015.
Imágenes: Yi Cui, 4Max (vía Shutterstock)
__
*Cristhian Amaya (@cristhiamaya) es un ingeniero electrónico de la Universidad Javeriana, pero se describe mejor como “un ciborg atrapado entre un saco, una camisa y una corbata”. Dice que su primer amor fueron los videojuegos, y específicamente, ‘The Legend of Zelda: Majora’s Mask’. En sus ratos libres, ha trabajado como ingeniero en sectores como la medicina y la aeronáutica.