En septiembre el mundo conoció que Irán estaba bajo un ataque informático de grandes dimensiones. El virus Stuxnet fue catalogado como una de las amenazas más importantes de 2010 por la firma de seguridad ESET gracias a su capacidad de infectar particularmente sistemas de control industrial, como los usados en centrales eléctricas.
Aunque en principio el gobierno iraní dijo que su programa nuclear –al parecer el blanco principal del ataque– no había sufrido mayores daños, un renombrado experto en el virus le dijo al diario israelí ‘The Jerusalem Post’ (inglés) que el virus había dejado lisiados los avances atómicos persas.
El periódico cita a un experto alemán de apellido Langer, el cual según Ars Tecnica (inglés) es Robert Langer, una de las personas que más sabe de Stuxnet en el mundo (otros medios lo llaman ‘Ralph Langer’, y se desconoce por qué el diario israelí no citó su nombre completo). Según sus declaraciones, el virus retrasó el programa nuclear por 2 años. “Fue casi tan eficiente como un ataque militar, pero mejor, porque no hubo muertes ni se desató una guerra total. Desde la perspectiva militar, este fue un éxito gigantesco”, declaró Langer.
Lo que hace tan letal a Stuxnet para los iranís es su alto grado de sofisticación. Según Langer y otros expertos (inglés), el virus estaba especialmente diseñado para atacar el programa iraní y la seguridad informática estatal, cuyos líderes simplemente no han sabido cómo lidiar con un ataque de esta magnitud. El sitio web ZonaVirus presenta detalles de cómo funciona Stuxnet en la infraestructura nuclear iraní.
“Es extremadamente difícil limpiar las instalaciones que tienen Stuxnet, y sabemos que Irán no es bueno para la tecnología de información y apenas está tratando de entender qué significa todo esto”, le dijo Langer al diario israelí. “Para que sus sistemas funcionen otra vez, van a tener que deshacerse del virus (…), van a tener que remplazar sus equipos, y van a tener que reconstruir sus centrífugas en Natanz y comprar una nueva turbina para Bushehr”. Natanz y Bushehr son los sitios donde se encuentran los reactores más importantes del controvertido programa nuclear iraní.
Tanto los efectos puntuales como la alta sofisticación de Stuxnet han llevado a expertos independientes y al gobierno iraní a concluir que se trata de un ataque planeado por otro país. Los principales sospechosos son Israel y Estados Unidos –los rivales políticos más radicales de su programa nuclear–, pero se especula que posiblemente Alemania también haya participado.
Si algún día se llega a saber con certeza que los gobiernos de ciertos países estuvieron detrás de Stuxnet, este sería uno de los primeros y más exitosos ataques en una ciberguerra que estaría apenas comenzando, pues Irán no se quedará de brazos cruzados. (inglés).